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Pour tout savoir sur ton anatomie

Iba descubriendo tu cuerpo a pedazos. Y me gustaba.

"¿Qué es lo primero en lo que os fijáis de un hombre que os gusta?", nos preguntaba un día el dicharachero camarero de cierto local al que vamos de vez en cuando. Tópicos infalibles como "los ojos", "el paquete", "la sonrisa", "la forma del mentón" fueron nuestras respuestas. Entonces el camarero nos desmontó: "¿Y si lo veis de espaldas?". Nos habíamos limitado a enumerar partes visibles desde una perspectiva frontal pero es innegable que a menudo alguien de espaldas te llama la atención.


Ocurre. Descubres esa nuca, esos hombros y sabes que pertenecen a una persona que cuando se dé la vuelta te seguirá gustando. Corres a comprobarlo. O ves la foto de alguien que no te atrae nada (ni guapo ni feo: normal) pero luego, al tenerlo delante, ya en carne y hueso, te vuelve loco. No han cambiado sus ojos, su sonrisa, su mentón. ¿Por qué esa nueva atracción? ¿Es gracias a sus gestos o es cuestión de química? Lo de la química suena bien pero también hay miradas que, incluso en una foto, te atraviesan: sin elementos físicos ni proximidad. Incluso una voz puede ser irresistiblemente sexy, o unas palabras certeras.

¿Qué nos lleva a sentir esa atracción por las personas que nos gustan? Quizá anhelamos una serie de patrones muy concretos pero, a la hora de la verdad, son los detalles extras los que nos cautivan, lo inesperado, o esas cosas que apenas intuimos. Un aura a partir de la que idealizamos. Una conexión química que nos lleva a profundizar, prestar más atención a todos los detalles de la fachada, aquellos que en otra persona habríamos pasado por alto. Sensaciones. Sensaciones que pueden hacer que una persona nos guste y otra muy parecida, en cambio, no.

Todo esto hablando a nivel puramente físico, claro, porque con el enamoramiento ya tendríamos que preguntarnos si son posibles los flechazos (saber de repente que esa persona significará algo importante en tu vida), o si bien resultan imprescindibles unas dosis previas de conversación, cotidianidad, tiempo, descubrimientos mútuos. Yo por ejemplo opino que existen los flechazos pero que ese presentimiento se afianza a medida que conoces al otro y descubres no sus virtudes (tan previsibles) sino sus defectos: esos defectos a los que te gustaría acostumbrarte.


Las leyes de la atracción. Vagas, complejas. Quizá entran en juego toda una serie de factores, y por eso mismo podemos sentirnos atraídos por gente tan diversa. No lo sé. Meses después sigo sin saber qué responderle al camarero. "¿Y si lo veis de espaldas?". ¿Y si sólo le ves las manos, o sólo le oyes la voz, o sólo su silueta a contraluz, y aún así te sientes atraído? Quizá la clave está en los trozos. Nos atraen trozos porque nosostros mismos nos mostramos a trozos, nos descubrimos muy poco a poco y es mediante esa colección de "pocos" que creemos alcanzar el "todo" ideal al que aspiramos.

btemplates

5 comentarios:

Z dijo...

igual es cuestión de ir a poquitos, que si lo enseñas todo de golpe luego no hay sorpresas ni nada... aunque que yo diga esto, jajajaja XD

Melvin dijo...

La magia se da alguna vez, es inevitable y certera, no permite engaños y, como dices, puede ser provocada por pequeños detalles que se hacen grandes en las retinas de quien observa o por el conjunto de elementos que hacen de alguien un imán insoportablemente atractivo. He experimentado las dos cosas y lo único que sé con seguridad es que cuando me siento así, estoy vivo, muy vivo. Un besote

Alex Pler dijo...

Si son los pequeños detalles los que engrandecen el día a día, es evidente que también serán nuestros pequeños pedazos los que nos hagan brillar. Somos eso: un cúmulo de minicosas únicas.

Anónimo dijo...

Una cosa es la atracción, que no tiene patrones fijos, y depende de la idealización de cada cual. Pero también nosotros mismos establecemos nuestras prioridades, aquello que nos ata a lo que llamamos "la química carnal" y que empieza la labor de construirnos una pareja ideal, desde el punto de vista físico, digo. Te puede atraer una espalda, unos hombros, los codos, pero si no es eso lo fundamental, hasta que no voltee y busques lo que sí te atrae (unos ojos, un mentón, una sonrisa) no vas a empezar a "soñar". No funciona al contrario. Si empiezas por lo que te gusta, y te convence en esa persona, lo demás pasa a ser secundario, aunque tenga una espalda fea o hermosa. Haz la prueba. Repito, esto desde el punto de vista de la atracción física. Porque el mundo se te puede venir abajo luego con una sola palabra. Que también suele ocurrir. Un saludo.

Alex Pler dijo...

"Porque el mundo se te puede venir abajo luego con una sola palabra."

...Ciertamente. Curiosas, las leyes de la atracción.

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