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Dom Hemingway

"A man with no options
suddenly has all options in the world."

Eres quien eres, y te gusta, y alardeas de ello... hasta que ser quien eres te mantiene alejado de lo que quieres. La identidad puede ser una carta de presentación o una cárcel. Irá descubriéndolo Dom Hemingway: cuando queda en libertad tras 12 años prisionero, querrá ser más él que nunca. Como si eso le garantizara algo, como si le acercara a alguien o alguna parte.


El protagonista recibe el puñetazo más doloroso: el de la realidad. Y entonces termina la comedia gamberra sobre delincuentes que hablan de su polla como si fuera una obra de arte. Desaparece la alargada sombra de Guy Ritchie, en favor de un drama extraño. No estás acostumbrado a que alguien como Dom se pregunte según qué cosas. De hecho, él es el primer sorprendido.

¿Qué ocurre cuando dejas de robar todo lo que debería ser tuyo y en cambio confías en la suerte, el destino y su melodía, las oportunidades que puedes tomar o no? ¿Quién puedes ser a partir de ese momento? ¿Llegará lo que deseas o tendrás que armarte de paciencia?


Menudo viaje: de las palabrotas en cada frase con que arranca Dom Hemingway, hasta los diálogos concisos y evocadores del final. De los colores psicodélicos de la vida nocturna a la realidad de un parque soleado, una mañana cualquiera. La vida tranquila. Todos aspiran a eso, pocos lo aceptan o se dan cuenta a tiempo. Y tú, ¿podrás? ¿Estarás a la altura?

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3 comentarios:

Kesar dijo...

Imagino que una de las peores cosas que le puede pasar a uno es ser aquello que los demás quieren que seas pero no eres realmente tú. ¿Cómo sabe uno mismo que es lo que en esencia realmente es? Imagino, nuevamente, que eso pasa cuando consigues la tranquilidad: lo que eres y lo que quieres están en harmonía. Un baile harmonioso eléctrico es como me gusta imaginármelo. Una vida compuesta por líneas onduladas que se mueven entre sí, arriba y abajo, pero siempre menteniendo cierta harmonía, cierta tranquilidad... ¿Quién no desea algo así? Y tonto es aquel que lo desea, lo quiere y no hace nada, no actua, por conseguirlo.

Saludos.

Alex Pler dijo...

Tipo, hoy te dirijo a otra entrada del año pasado que va un poco en la línea de lo que comentamos: "¿En qué momento dejas de hacer las cosas por ti mismo?" http://sombrasdeneon.blogspot.com.es/2013/11/the-habit.html

Un abrazo.

Kesar dijo...

Gracias por el enlace Álex. Pase lo que pase y pese a quien pese debemos hacer las cosas por nosotros mismos, pensar por nosotros mismos y sentir por nosotros mismos. Y recibir con los brazos abiertos a aquellos que disfrutan de eso que es nuestro y que deseamos compartir en su conjunto y no entregar por partes personalizadas.

Un abrazote.

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