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Reif Larsen - Las obras escogidas de T.S. Spivet

No me parece que sea nada que yo haga. El mundo está ahí fuera, yo sólo intento verlo. El mundo ha hecho todo el trabajo por mí. Los modelos ya están ahí, y veo el mapa dentro de mi cabeza y luego lo dibujo.

Pobres murciélagos, piensa T.S.: siendo ciegos, están condenados a no conocer nunca su "Aquí" y con su oído apenas pueden intuir el eco del "Allí". Pobres criaturas, vagando sin rumbo y sin hogar. Para no ser como uno de esos murciélagos, para transformar en familiar lo desconocido, para acortar el abismo que separa aquí y allí y volverlo menos misterioso, T.S. se dedica con sólo 12 años a dibujar mapas. Mapas, gráficos, ilustraciones, estadísticas, planos... todo le sirve para saciar su curiosidad.


La suya es una curiosidad insaciable. La forma de comer de su padre, las detonaciones de diferentes escopetas, el recorrido de un tren de larga distancia, su habitación, los parques de Washington DC o la soledad de los transeúntes: de todo crea mapas con una precisión envidiable. Se fija en detalles que pasan inadvertidos para la mayoría, le da importancia a banalidades que quizá no lo sean tanto. Clasifica, memoriza. También es un perfeccionista.

Los lectores disponemos de una privilegiada ventana al imaginario de T.S. Spivet gracias a una edición espectacular con ilustraciones en los márgenes. Me encanta que mientras algunos vaticinan el fin del formato físico, escritores como Reif Larsen apuesten por un libro sólo posible en papel. Y es que las ilustraciones al margen son imprescindibles porque no sólo ilustran, sobre todo complementan el texto; lo tiñen con las sensaciones y emociones de este crío, reflejan con acierto su peculiar forma de observar la realidad que lo rodea. Y no es que Reif Larsen escriba mal, al contrario: página a página, plasmas toda la inteligencia y toda la ingenuidad del protagonista, toda la emoción y toda la crudeza de su viaje.

T.S. Spivet pasa de una vida confinado en un rancho de Montana a descubrir lo inabarcable del mundo que le esperaba fuera de sus vallas. Y dibuja, y dibuja y sigue dibujando para entender -para intentar entender- ese mundo, para intentar pertenecer a él. Dibujará cosas que jamás imaginó que existían y se verá incluso desbordado por todo lo que tiene que aprender todavía. Cosas buenas y cosas malas, porque fuera de la seguridad del hogar se encontrará con numerosas sorpresas desagradables. El mundo de los adultos le enseñará los dientes mientras le da palmaditas en la espalda y le ríe las gracias.


Como todas las historias protagonizadas por un crío explorando el mundo, estamos ante un viaje de iniciación, de aprendizaje, de entrada en la edad adulta, pero también de reconciliación (con uno mismo, sobre todo). T.S. comprenderá que al final del día más importante que hacer las cosas, lo es saber que eres capaz de hacerlas. Por eso, decir "no" conscientemente nunca podrá ser considerado una derrota.

"¿Será posible coleccionar todo lo que tiene el mundo? Si todo lo que existe en el mundo se encuentra en tu colección, ¿seguiría siendo una colección?"

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