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We got the power

Ayer compré croquetas caseras. Envasadas pero caseras. Hoy las estaba comiendo y me ha dado por pensar que no notaba el sabor de todas las cosas que llevan. ¿Te fijas en esas cosas cuando comes? La leche y la harina y la mantequilla y el pollo y la sal y la pimienta y la nuez moscada. Nada: un único sabor, están buenas.


Entonces, momento místico comiendo croquetas del Caprabo, he ido más allá y he pensado en toda la cadena de producción que había hecho posible que hoy las comiera. El ganadero criando los pollos, la mujer que cogió la masa y la rebozó, el recolector de especias, los transportistas, envasadores y reponedores, la cajera que te llama cariño desde el primer día. Todas las familias que dependen de ellos. Gente dispar, con sueños reales, todos unidos por esas croquetas que estaban de oferta.

Y cuando ha llegado el segundo plato, milagro. Masticaba sin pensar en nada, con los ojos perdidos en la portada del libro que iba a terminarme después de comer. Entonces he notado el sabor exacto de los tortellinis que estaba comiendo. La pasta, el pimiento, el calabacín, el tomate, el aceite y el queso. Un momento importante. No sé bien por qué. Somos muchas cosas, cada uno de nosotros, y estamos conectados. Por primera vez en mucho tiempo, he sentido el orgullo de pertenecer a este mundo.

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2 comentarios:

Leo dijo...

"Somos muchas cosas, cada uno de nosotros, y estamos conectados. Por primera vez en mucho tiempo, he sentido el orgullo de pertenecer a este mundo".

Genial. De verdad.

Alex Pler dijo...

Gracias, "Leo". ¡Un abrazo! :)

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