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Paperman

"Dar en el blanco es el resultado de noventa y nueve fracasos."
(Ariel Andrés Almada - Los cerezos en diciembre)

The Artist y el mejor anime japonés. Son las primeras cosas que me han venido a la mente viendo esta maravilla titulada Paperman. Su protagonista parece salido de la pluma de Naoki Urasawa. Durante los 6 minutos que dura el corto, no se pronuncia ninguna palabra, pero está lleno de magia. De la de verdad. La unión perfecta de animación tradicional y 3D. Les ha costado pero lo han logrado.


Y de eso va la historia de Paperman. De intentarlo, intentarlo, intentarlo. Tantas veces que pierdes de vista el objetivo original. Para encontrar hay que buscar, pero también saber soltar a tiempo. Poner la suerte en movimiento, nunca forzar que el viento sople a tu favor. Fluir es avanzar y también confiar que ocurrirá algo bueno.

Siempre he admirado a esos amigos que tienen pareja estable con la que llevan años. Me gusta escucharles. Sin ir más lejos, hoy un amigo me contaba que se va a casar con su novio después de 12 años juntos. Es bonito oírles rebobinar a esos primeros momentos, cuando solo había corriente y una barca temblequeante y dos remos que no sabían bien cómo usar. Todos somos principiantes alguna vez.


Los que sabéis muy bien qué significa remar juntos, los que estáis cansados de lanzar aviones de papel, los queréis que os enseñen a bailar, los que creéis en la magia, incluso los que dejáis que de eso de la magia se encarguen los demás... Disfrutad todos del arte de Disney en estado de gracia.

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El lado bueno de las cosas

Todos llevamos equipaje. Pero no siempre nos pesa lo mismo. Hay momentos y momentos, y el que atraviesan los protagonistas de este drama romántico es el momento más bajo de sus vidas. Pero lo bueno de llegar al fondo del pozo es que a partir de ahí ya solo queda una salida: subir. De esa ascensión trata la película.


"Excelsior", lo bautiza Pat. Ver el lado bueno de las cosas, sacarle partido a los obstáculos y tomarse con humor cualquier desaguisado. No es fácil para alguien bipolar como él, con constantes ataques de ira y una medicación que lo deja medio abatido. Pero lo intenta, vaya si lo intenta. Ahí están sus padres para ayudarle. Y una chica. Bueno, La Chica: ya he dicho que esto era una película romántica.

Lo mejor del optimismo que comparten todos los personajes de El lado bueno de las cosas es que te lo crees. No es un optimismo ingenuo de nubes rosas y arcoiris. Es crudo, salvaje, sangra si le golpean. Pero está hecho a prueba de bombas, porque eso de apostar alto tienes que ganártelo. Y sudar, sudar mucho.


Iba con las expectativas muy altas. Avisado también, de que no ésta era una comedia al uso: tiene mucho de drama y flirtea con el indie, el último grito en Hollywood. Yo encantado. Bienvenidas sean todas las películas que se salen de la fórmula y ofrecen protagonistas distintos. Desquiciados casi, en este caso. Y adorables, y guapos. Tan creíbles que hacia el final a punto estuvimos de aplaudir todos.


Alguien que te enseñe a bailar o que como mínimo quiera bailar contigo. Y compartir locuras. De eso se trata el amor. Bichos raros que se topan en el zoológico. Juntos llegarán más allá de las nubes, lugar privilegiado desde donde contemplar ese silver lining del título original y gritar: ¡Excelsior! ¿Ves como merecía la pena buscarlo?

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Touch the clouds (Taste the ground)

Canciones. Canciones que saltan para alegrarte la tarde. Una infusión con un poco de miel. La tomo en el simpático juego de té que iba a tirar mi compañero y que yo rescaté. Una infusión y una manta y un capítulo nuevo de mi serie favorita. La encimera reluciente de mi piso cada viernes, después de la limpieza.


Cuando sale el sol a media tarde después de una mañana nublada. Recibir un "te quiero" antes de irme a dormir. Esa sonrisa extraña, mezcla de orgullo y pudor, al releer un texto mío que me gusta. Los clientes que saben de libros y con los que da gusto hablar; no buscan consejos milagrosos, solo comparten, aprenden, señalan.


El olor de la pizza saliendo del horno cuando ya está casi hecha. Cocinar algo para alguien y que quiera repetir. La admiración hacia la gente que capaz de hacer cosas. Tumblr y su extraña capacidad para que casi siempre su primera foto sea la indicada. Son momentos de inadvertida felicidad y hacen que todo merezca la pena.

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Hay un universo de pequeñas cosas

"Tanta belleza, y solo te fijas en el problema". Esta frase soltaba el otro día Ryan, protagonista de Go On. Qué certera. Parece que ahora, con How I Met Your Mother acercándose a su final, son muchas las series que toman el relevo para ofrecerme capítulos y frases a modo de faros en la tormenta. Y yo tan contento.


Así somos a veces. Tan preocupados por la lluvia que no tenemos tiempo de admirar todos esos paraguas de colores que se abren gracias a ella. Paseando por el bosque solo somos capaces de fijarnos en la hoja podrida, y en cambio no disfrutamos los cientos de árboles y flores y plantas y animales y riachuelos y piedras y caminos. Las pequeñas cosas que la vida va repartiendo aquí y allí. Miguitas de pan para orientarnos, alimentarnos en el laberinto.


Hasta que un día te echas en la hierba y te dejas abrazar. Simplemente eso. Que te abracen. Ese placer olvidado. El silencio de las hojas, los perfumes que te acerca el viento, el calor del sol. Todavía miras el móvil, todavía te impacientas. Poco a poco, sin embargo, la respiración va cambiando. Se acomoda. Y piensas que podrías acostumbrarte a esta felicidad. Sí. Bastaba con un cambio de perspectiva.

"El negro cuervo que siempre desdeñé
Y sin embargo, ante la nieve
Al amanecer..."
(Bashô)

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Let's get together

Hay un tipo de clientes que me llaman mucho la atención. Se les reconoce enseguida. Entran a la tienda y jamás tocan nada, se mantienen a una distancia prudencial de mesas y estantes. Sabes muy bien que no van a comprar. Es como si flotasen por la tienda. Miran sin mirar, en realidad. Se marchan tan vacíos como han entrado.


No sé si les puede el miedo o la timidez. Si confiaban, quizás, que un libro saltaría por arte de magia hasta sus manos y las páginas les entrarían por los ojos. Pues no. Hay que tocar. Acercarse a las cosas y tocarlas, chapotear en la arena, con brío. Ser como Céline en Antes del amanecer y decirle que sí a Jesse, bajarte con él en Viena.


Nada de historias incompletas o por empezar. En los libros, las historias arrancan en cuanto los abres.Así creaba Bastian La Historia Interminable: se había atrevido a hacerse con el libro, a leerlo. Cuando entiendes eso, tu poder creador, que está bien pedir pero también tienes que poner de tu parte, actuar, entonces, un día te asomas a la ventana y te das cuenta de que puedes explorar todas esas rutas secretas.

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Let's go fly a kite

Sopla el viento en Barcelona. Enérgico, sacude las ramas y la banderola de las tiendas, mueve puertas, te convierte a ti en la vela de un barco para que surques tu ciudad. Es un viento de cambios. Mi 2013 va a traerlos, lo intuyo. Los primeros, de hecho, ya llegaron a lo largo del año pasado, y los abracé, y los sigo disfrutando.


Y me acuerdo inevitablemente de Mary Poppins. De la veleta del Sr. Bitácora que, entre cañonazo y cañonazo, marcaba la dirección del viento. "Me quedaré hasta que cambie el viento", les decía Mary Poppins a los niños. A mi mente infantil le impresionaba el poder del viento, sobre todo en la última escena de la película, cuando gracias a él, echaban a volar decenas de cometas en el parque.

Y así me siento ahora mismo. En el sótano, arreglando la cometa. Nervios e ilusión a partes iguales. Ya tengo muchas cosas buenas, pero todavía quedan otras pendientes, y también las quiero. Como mínimo: el libro, la decoración de mi propio espacio, aprender algo nuevo. Teatro, japonés en serio, repostería, ya veremos. Si los cambios significan cometas volando sobre el parque, bienvenidos sean.


Let's go fly a kite
Up to the highest height
Let's go fly a kite and send it soaring
Up through the atmosphere
Up where the air is clear
Oh, let's go fly a kite

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Brunch & Cake

El otro día merendamos aquí. En una mesa junto al ventanal. Por Enric Granados, la gente paseaba cargada con los regalos de Navidad y decidimos refugiarnos en este local. La calidez de la madera contrasta con la frialdad de las baldosas. Pero los camareros, amables, y la vitrina llena de dulces invitaban a sentarse.


Enseguida vi que tenían la tarta Red Velvet. La conocí hace dos años gracias a Starbucks y la he seguido degustando en forma de cupcake, pero nada como un trozo de la tarta original. Y la de Brunch & Cake está buenísima. Ideal para compartir una merienda contundente. La acompañé de una copa de vino blanco. Todavía no había llegado el frío, ahora no me importaría regarla con un chocolate caliente.

Me acordé de las meriendas con mi abuela en el café Montroig de Sitges, viendo pasar la flor y nata del pueblo (los travesti, las señoras enjoyadas, los turistas). Es decir, que estaba a gusto. Estábamos, en plural, porque aquella tarde nos dio por salvar el mundo. Clavando cucharadas en esa tarta esponjosa, mi novio y yo nos inspiramos para sacar todos esos temas de los que solo hablarías sentado cómodamente junto a una chimenea (¡y ojalá tuvieran una!).


Como se puede deducir por la parte "brunch" de su nombre, otra especialidad de este local son los buenos desayunos, con productos salados: huevos fritos, tostadas varias, ensaladas, pizzas, etc. Todo eso lo tengo pendiente, que ya llevo tiempo tras un brunch asequible en Barcelona. Tocrá probarlo pronto, cualquier fin de semana.

C/ Enric Granados 19 (Barcelona)

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Virtue's Last Reward

El poder de tus decisiones. Virtue's Last Reward te lo recuerda. Juega contigo, es hasta cruel. Intentas que todos ganen pero a veces te ves obligado a ser egoista para sobrevivir. Es inevitable. Afortunadamente, la estructura del juego anima a seguir intentándolo. ¿Podrás hacer lo correcto? ¿Y hasta dónde llegarás para lograrlo?


La historia empieza como una prueba de Saw: nueve personas se despiertan juntas, están atrapadas en un almacén. Tendrán que colaborar para escapar pero si consiguen traicionar al resto de su equipo, escaparán antes. Por el camino, muchas decisiones que tomar y decenas de puzzles por resolver.

Puzzles retorcidos pero (casi siempre) lógicos. Los hay de matemáticas, de deducción, de habilidad, de asociación de ideas, de agudeza visual. Qué subidón de autoestima al ver cómo vas mejorando en cada nueva estancia que investigas. Esto sí que es un brain training y no aquellos minijuegos de sumar 2+2 tan de moda hace unos años.


Admiro las intrigas que al final encajan todas sus piezas con la precisión de un reloj. Y Virtue's Last Reward ofrece justamente eso. En su tramo final, los guionistas se lucen. Una lección de cómo construir una historia con elementos tan dispares como asesinatos en serie, un amor perdido o bioterrorismo (por mencionar datos que no sean demasiado spoiler... hay auténticas bizarradas que ellos consiguen enlazar).


Sería una de esas series de TV de las que todo el mundo habla. No ha salido en España y solo está disponible en inglés, pero hay que jugarlo. En 3DS o Vita, la elección es tuya. Será la primera de muchas. En palabras de Albert Espinosa: "No tengas miedo de ser la persona en quien te has convertido con tus decisiones."

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Peter Cameron - Algún día este dolor te será útil

Cambio de tendencia. Llevaba unas semanas que no terminaba ningún libro porque ninguno me enganchaba del todo. La cápsula del tiempo ya me devolvió al buen camino. Confiaba en el siguiente libro, el primero del año. Tenía que ser bueno, y así ha sido. Más que eso: es verde como su portada, poderoso como su título, muy familiar como sospechaba por la sinopsis.


Me he sentido muy identificado con James Sveck, la verdad sea dicha. No de esa forma en la que a menudo te sientes identificado con los protagonistas de los buenos libros, sino de una forma casi física, como si la vida de James Sveck hubiera sido la mía, de haber nacido en una acaudalada familia de Nueva York. Mi madre sería galerista, mi padre un abogado carroñero y tendría una hermana respondona.

Habría sobrevivido al trauma del 11-S, me preguntaría muchas cosas aunque realmente no sería capaz de enunciar las preguntas exactas. Estaría en un punto de inflexión, dar el salto o vivir en el campo. Pero aprendería a actuar. Porque eso somos, al final, animales que actúan, hacia adelante, como una abeja que de tanto chocar contra la persiana, consigue encontrar un hueco y salir al jardín.


"Esperamos que el libro le haya gustado y le animamos a que, si así ha sido, lo recomiende a otro lector". Eso dice la propia editorial al final del libro. Se les nota el cariño por su trabajo: qué tacto tienen sus libros, qué bonito el dibujo interior de las solapas. Algún día este dolor te será útil no me ha gustado, me ha encantado. La sutil mala leche de James Sveck, su forma de hablarte al oído, el partido de tenis que supone leer esos diálogos. La luz que se cuela por cualquier ventana.

Prueba a leerlo, a ver qué pasa.

El gusto por el arte es fácil. Lo importante es que te guste la vida. A cualquiera puede gustarle la Capilla Sixtina.

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Feel so high

Últimamente solo veo comedias. No sé si será escapismo o evasión. El caso es que no me apetece ver dramas, que es lo que suele recomendar la gente cuando pides consejo para empezar una nueva serie: familias podridas, intrigas y traiciones, asesinatos. Lo peor del ser humano concentrado en 40 minutos.


 Que tengo un vecino psicópata o que los ricos también lloran ya me lo contarán los telediarios. Por tiempo y tono, prefiero las series de 20 minutos. El afán de superación de las chicas de 2 Broke Girls, la hilaridad y la dulzura de Modern Family (impagable siempre ese discurso al final de cada capítulo), la salida del nido de Girls, el eterno día soleado y el vino a raudales de Cougar Town... Veo muchas comedias, sí. La única excepción es American Horror Story, pero es tan exagerada y está tan bien hecha, que uno no se puede resistir. Bueno, y Sherlock, pero ésta es como el Guadiana.


Echo de menos una serie como A dos metros bajo tierra. Dentro del drama, apostaba decididamente por la vida, por lo que tenemos de bueno. Los personajes evolucionaban y tú crecías con ellos. No sé si es que los guionistas no están por la labor o que no busco bien. Tampoco tengo prisa. Riendo también se aprende mucho.

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Through these architecht's eyes

"Ahora que sabes que esta energía existe, búscala."
(La mente del samurái)

Vivimos conectados. No solo gracias a internet, que también, claro, sino gracias a esa especie de guiños cósmicos que nos suelta el Universo de vez en cuando: de repente te acuerdas de una canción y justo salta su correspondiente videoclip en la tele. Casualidades, sí, pero me gusta pensar que también signifiquen algo más.


El otro día pasaba con un amiga por delante de una cafetería, le dije que un amigo me la había recomendado y entonces salió ese amigo por la puerta. Cinco minutos después, explicándome sus planes de Navidad, mi amiga se encontraba con la pareja con la que cenaría al día siguiente. Iban a llamarse para concretar a qué hora quedaban y qué cenaban, pero no hizo falta, lo hablaron en la misma rampa del CCCB. Luego fuimos a tomar algo como levitando, esperando encontrarnos a los protagonistas de nuestra conversación tras la siguiente esquina.


Casualidades o no, me gustan estas extrañas conexiones. Es como si, durante unos segundos, el mundo dejara a un lado el caos y se ordenase. La intrincada figura de origami desplegada, para que puedas ver el papel pautado. Todas esas líneas que indican los pliegues requeridos y el orden correcto. ¿Serán pequeños empujones del inconsciente para que destinemos esta energía a visualizar las cosas importantes?

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The perks of being a wallflower

"And in that moment, I swear: we were infinite."

Poco a poco, fiesta a fiesta. Así te adaptabas a la vida de instituto y así te entra esta película. Empieza como una versión muy dramática de Glee pero al final encuentra su sitio contándote una historia de adolescentes que buscan justamente eso: encontrar su sitio. Mirar a alguien mientras suena su canción favorita y sentirse infinitos.


Me la recomendó Fer de Confesiones tirado en la pista de baile y, como es costumbre, acertó. Una historia de superación que crece en el recuerdo, aunque la banda sonora es un triunfo desde el principio: desde Heroes de David Bowie a Temptation de New Order. Así debían de sonar las fiestas de graduación en 1991.

Si bien sorprende (para bien) la actuación de Emma Watson, la Hermione de Harry Potter, yo me quedo con el protagonista y su dosificación de emociones, no es un papel fácil, y también destaco a Mae Whitman, una secundaria brillante en el papel de Mary Elizabeth, la gótica budista del grupo. Un reparto tan joven como sólido.


Vienen bien películas así. Sobre todo hoy en día. Los medios de comunicación y los gobiernos te machacan, no vales nada, tienes que agachar la cabeza, obedecer. Pero todavía queda la rebeldía de ser feliz. Subir la música del radiocasette, levantarte, abrirte de brazos, desafiar el viento, sonreír. Gritar. Podemos ser héroes.

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Els nostres tigres beuen llet

Albert Espinosa ya es habitual en este blog. Con sus libros y películas y ahora, también, una obra de teatro. Sus obras siempre llegan a tu vida cuando tienen que llegar. Esta vez fue por sorpresa, una amiga tenía dos invitaciones. Con ella que comparto comidas especiales; de hecho, al final de la primera comida ella acabó comprándose El mundo amarillo.


Y ahí estábamos ayer, año y medio después, expectantes en nuestras butacas del TNC. Els nostres tigres beuen llet. No sabíamos nada. Intuíamos una obra juvenil: por las fotos promocionales, por buena parte del público, que venían directos de clase. Y pareció confirmarlo una primera escena en un campo de futbol. Pero no.

Es una obra dura. Durísima. Seis hermanos obligados a dejar atrás la adolescencia demasiado deprisa y seis adultos enfrentados a sus demonios interiores. Tienes que haber vivido para entenderlo. Flashbacks, metateatro, escenas muy impactantes que saben sacar partido de una escenografía menos minimalista de lo que parecía al principio. Siempre hay sorpresas. Y buenos actores.


Al final, la catarsis. Sales de la sala en shock, como después de una larga y extrañamente reparadora ducha fría. A finales de mes volveré a verla con otra amiga también muy pro-Espinosa. Lo agradezco, porque ciertos diálogos y momentos tengo que acabar de digerirlos. Pero si algo tengo claro es que hay que vivir. Sin rencores y disfrutando al máximo. Quizá algún día no vuelves a levantarte.

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Bajo techo y con abrigo

Nos gusta el calor. Y es que no por tener calefacción, dejamos de ponernos pijama. Tampoco dejamos de tomar el chocolate bien caliente, ni de pedir caricias con manos cálidas o de suspirar al meternos bajo el nórdico. Invierno en la calle, el trópico en casa. Sofá y manta como máxima expresión de la vida moderna.


Pero también nos gusta el frío. En los rigores del verano, nada como un ventilador, un helado, una cerveza bien fresquita. Besos que comparten un cubito de hielo. Darte un chapuzón y saber que se te pondrán los pezones duros de regreso a la toalla. En verano nos gusta el mar porque se acuerda todavía del invierno.


Lo queremos todo. Y quizá sea ésa la gracia de la vida, encontrar la balanza entre todas esas cosas que quieres. Descubres un buen día que solo eran contradictorias en apariencia. Cuando te hacen feliz, encuentras tiempo y espacio para saborearlas. El helado después de la playa y el pijama largo viendo esa película de miedo.

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Amor es todo lo que necesitas

"Puedo hacerlo si tú lo haces conmigo."

Que tome nota Woody Allen, porque esto es lo que esperaba de A Roma con amor. Historias de turistas que descubren el amor por Italia, el punto justo de locura, paisajes deslumbrantes. Susanne Bier aprovecha mejor la localización, el pueblo costero de Sorrento y consigue una comedia que además de romántica es inteligente.


Entre tú y yo, no sabía que el cine nórdico también podía ofrecer comedia. Lo descubrí el año pasado con Siempre Feliz y lo confirmo ahora con esta película. Tampoco evitan el drama, ojo. "La vida es así", parecen decir, pero sin encogerse de hombros. Vamos a salir de ésta, y reforzados, y más sabios. Y más felices, que el ingrediente secreto es fácil, ya lo adelanta el título: amor.

Nada como un entorno bonito para disfrutarlo. ¡Qué paisajes! Acantilados, playas, bosques de limoneros, un pueblo turístico que conserva su encanto, con bares donde antes había iglesias. Sales de la película buscando vuelos y precios de hotel. Atención, por cierto, al uso del color, con rojos, amarillos, verdes y azul muy potenciados, muy en la línea de Almodóvar.


Cada línea de diálogo, cada palabra, define a los personajes. La mujer recién separada y con cáncer que no cree en su potencial, la ejecutiva frustrada que quiere conquistar a su cuñado (ya viudo) a cualquier precio, la novia suspicaz, el marido infiel que se presenta con su secretaria... Gracias a un buen trabajo de guión, a todos los conoces enseguida.

Nadan desnudos porque el agua está buena. Secan la ropa al sol, salen a ese balcón que tan buenas vistas ofrece. Se tumban en el suelo cuando no hay muebles. Se atreven en compañía. Sonríen cuando no queda otra. Es una película, en fin, sobre aprender a quererse y aprender a querer. Viene a ser lo mismo.

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1+1=1.000

"Aquest viatge només és un resultat."

Dije que no volvería a la playa. Dije también que durante una temporada larga no quería novio, que a este ritmo nunca terminaría de escribir una novela, que nunca me gustarían los gatos, que no me gustaba el vino, que lo mío no era la repostería. Dije tantas cosas que eran verdad pero este año la tortilla se ha dado la vuelta.


Me faltaba, supongo, la energía. La fuerza motora. Y la encontré. A finales de marzo, gracias a un amigo, que nos presentó. Resulta que estas cosas pasan. Siempre me preguntaba: cómo conocer a alguien, si el ambiente no me gusta, en mi trabajo no tengo compañeros y paso de redes de ligoteo. Pues así. Mola.

2012 ha sido un año muy completo. He terminado mi primera novela. He vuelto a disfrutar cosas como ir a la playa y he hecho muchas otras por primera vez. Cuidar de un gato, por ejemplo. Ayer mismo preparé los primeros cupcakes de mi vida (bueno, presencié cómo los preparaban, pero compré los ingredientes, así que cuenta). Además, he seguido disfrutando de los buenos amigos, conservando nuestras pequeñas tradiciones. He aprendido, sobre todo, que la vida es lanzarse.



Para 2013, solo tengo dos deseos y un propósito. Conservar todo lo bueno del año anterior, mejor salud y, desde luego, ponerme las pilas buscando editorial para poder compartir muy pronto la novela. Gracias a todos los que me acompañáis en este viaje. Y gracias especialmente al chico que abrazaba peluches. Más, por favor.



Que un més un sumen mil
Que no hi ha restes, només ganes de seguir
Que un més un sumen mil
Que amb tu els números m'acabaran sortint