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Hemos nacido en la era punk

Anoche envidié a Madonna. Estábamos en Razzmatazz dándolo todo, se acercaban las 4 y yo solo pensaba en mi cama. Asumí de repente que ya no soy el joven que podía empalmar dos días sin dormir. Y envidié, sí, a Madonna y sus giras de actuaciones casi diarias durante meses, a ella y a tantas personas que parecen conservar su energía a pesar de los años. A los amigos que nos siguen el ritmo.


Siempre creí que sería algo progresivo. Y no. Nada de años saliendo cada mes un poquito menos, porque ya no te apetece tanto como antes. Tampoco se construye ladrillo a ladrillo esa barrera entre las canciones de hoy y las canciones de "tus tiempos". Llega de golpe. Chocando con ella, te das cuenta de que tú también fuiste un veinteañero bailando Saturday Night con las canciones de tus padres.

Lo más curioso es que, por encima del cansancio y de la certeza de que ahora tienes la que edad que tienes (no tendría que chocarte tanto que la hija de un cliente te llame "señor"), por encima de todo estaban las ganas de seguir bailando. Y en eso pensaba yo cuando ha llegado a mí una frase, "Bailaremos hasta el final", y una canción: La Era Punk. El nuevo single de Algora, cuya letra lo resume todo muy bien.

Bailemos, pues.


Tarde o temprano desaparecerá la rabia
Dando a paso al conformismo y la levedad
Así que si no queda nada más detrás del valle
Bailaremos hasta el final

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Alessandro Baricco : Mr Gwyn

"Se percataba de que estaba desnuda
solo cuando estaba sola, o cuando él no la miraba."

El libro ha llegado a mis manos de forma tan accidental como puntualísima. No ha tenido tanta repercusión como otras obras de este autor. De acuerdo, no llega a la perfección de Seda, pero comparte lirismo a pesar de ser una novela muy urbana. Un Londres reconocible donde los personajes buscan nuevas oportunidades.


Mr Gwyn enlaza sorpresa tras sorpresa: se vuelve thriller, novela romántica y viaje de autodescubrimiento. Es muchas cosas, pero sobre todo es un libro de esos que recomiendas y de los que no paras de subrayar frases. Frases que siempre vuelven, como un perfume o el calor intenso de aquel abrazo en una habitación a oscuras.

Lo que más me gusta de Alessandro Baricco es cómo retrata los complejos sentimientos humanos con frases sencillas. Despojando las frases de adornos y adjetivos superfluos, con cada breve capítulo logra emocionarte como el mejor de los poemas. Aquí vuelve a conseguirlo. Cuatro pinceladas y ya conoces a sus personajes: cómo son, cómo sienten. Me quito el sombrero.


Recuperar el gusto por la escritura, la escritura como pasión y no como trabajo mecánico. Recuperar el gusto por dejarse conocer, dejarse contemplar: amar, en definitiva. Olvidarse de las metas y sencillamente sentir. Disfrutar en todas y cada una de las facetas de tu vida: una defensa de eso, ni más ni menos.

Nos quedamos parados en la idea de ser un personaje empeñado en quién sabe qué aventura, aunque sea sencillísima, pero lo que tendríamos que entender es que nosotros somos toda la historia, no solo ese personaje. Somos el bosque por donde camina, el malo que lo incordia, el barullo que hay alrededor, toda la gente que pasa, el color de las cosas, los ruidos. ¿Lo comprende?

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Dos días en Nueva York

A Julie Delpy la tenía por aventurera. Romántica y viajera, nómada, emocionalmente inquieta. Así me lo han transmitido sus personajes a lo lago de los años. Por eso me chocó empezar a ver la secuela de Dos días en París, y descubrirla con una familia, disfrutando de una vida casera. Películas en la cama, besos de buenas noches.


Y a ella misma le choca, creo. Esta vez los turistas serán sus familiares, que llegan a la ciudad para asistir a una inauguración del personaje de Delpy. Esta visita le servirá a ella de excusa para desestabilizarlo todo, remover los cimientos a ver qué pasa. Su novio asiste estupefacto a tamaña transformación pero le servirá también de apoyo.

Me ha sorprendido. Me ha gustado. Y sobre todo, me he reído. Los clichés siempre divertidos del desencuentro de culturas, chistes de Obama, de franceses socialistas aficionados a los menage-à-trois, niñas que venden hierba. Y cierto aura de trascendencia entre tanto chascarrillo. Balance vital en una comedia romántica. De repente tienes 40 años y una familia: ¿era esto lo que querías?


En las series americanas siempre nos enseñan que los personajes, cuando maduran, abandonan la caótica Manhattan y se instalan en alguno de los barrios más tranquilos de Nueva York: Queens, Brooklyn, con sus islas de casitas ajardinadas. Delpy, aventurera ella, se atreve a seguir en Manhattan. Con la compañía y el estado mental adecuados, puedes construirte una isla en la gran ciudad.

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Ni no Kuni

"Me diste el mejor regalo: la vida."

Llevaba años esperándolo. Literalmente, porque salió en Japón en 2011. Y aquí está: un portal a otro mundo ("Tu Mundo"). Los monstruos campan a sus anchas por un mapeado extenso y bellísimo. Pero  son, ojo, monstruos útiles porque luchan contigo. Y muy, muy monos, de esos que te dan ganas de capturar hasta hacerte con todos.


En un mundo (el nuestro) donde los juegos de rol japoneses andan de capa caída, Level 5 y Studio Ghibli se aliaron para salvar el género. Si lo han conseguido o no dependerá de los gustos de cada uno. A mí desde luego me ha conquistado esta mezcla de anime totoriano, Dragon Quest y Pokémon.

Han sido muchas horas enganchado al mando buscando tesoros por el desierto, surcando los cielos en busca de otra isla y riéndome con una traducción bien localizada, rebosante de chistes. Muchas horas y las que quedan: la aventura continúa después de los títulos de crédito. Más misiones, más enemigos, más cofres.


¿Lo que más me ha gustado? Su argumento. Un cuento de hadas en el que un niño tiene que convertirse en mago para salvar a su madre. Es la historia de un aprendizaje, sobre todo, recopilar páginas de tu vademécum de magia, hechizos y cuentos con los que no contabas pero de gran ayuda, porque siempre encuentras cosas mejores cuando te embarcas en un viaje.

En la piel de Oliver, no estás salvando el mundo sino repartiendo felicidad. Devolviéndole a la gente su entusiasmo, motivación, confianza, autoestima, coraje, bondad, amor. Así, descubrirás que lanzar hechizos está bien pero que también puedes hacer feliz a la gente. Y ese don sí que es digno del mejor de los magos.

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Tashaki Miyaki

Música de domingo. Tarde de sofá, la lluvia limpiando la ventana y Barcelona entera. Estás haciendo otras cosas, o no estás haciendo nada, pero de fondo tienes este EP. Te acompaña. Qué fácil entra la música a veces. Das con ella por casualidad y conectas; interferencias, quizás, de otra dimensión donde ya la conocías.


Que no te confuda el nombre: son chico y chica, y vienen de California. Ayer actuaron en el festival Emergència del CCCB. La acústica del hall no era la mejor ni tampoco los baffles, pero por encima de la batería y los rasgueos de guitarra, por encima incluso de la gente que hablaba, algo dominaba el espacio: la voz de ella.

Me encanta. Suena familiar. Como si tu hermana fuera cantante y tuviese el don de transformar en palabras bonitas ese enredo de pensamientos que tienes en la cabeza. Sus versos flotan igual que flota la colonia de tu persona favorita al llegar a casa. Melodías frescas, jurarías que acaban de ocurrírsele.


Por ahora solo han lanzado un EP, varios singles sueltos y un puñado de versiones. Pero en los ojos de ella hay algo. No sé si es ambición, optimismo o confianza. Algo bueno, en cualquier caso. Te transmite que habrá más, mucho más. Un primer paso siempre sabe a poco, sí, pero ese primer paso supone el comienzo de algo. Como esos cohetes que empiezan despacio y luego surcan galaxias enteras.


Somethin' is better than nothin'
Unless somethin' is nothin' too
It's gonna be alright
It's gonna be alright
It's gonna be alright
It's gonna be alright

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If you've got love in your blood

Esta mañana me han hecho el primer análisis de mi vida. Día más oportuno: San Valentín. En eso pensaba mientras me clavaba la aguja la enfermera y bombeaba la sangre. A mí me gusta este día. No es que lo celebre por todo lo alto, no regalo nada. Pero me gusta. La cena de hoy la prepararé con especial ilusión.


Las cosas hay que celebrarlas cada día, está claro, pero creo que quienes se quedan en eso, en la frase, en el comentario criticón, luego no lo celebran nunca; solo se acuerdan de quejarse el día marcado en el calendario. "Es que... es que...". Hay quienes ponen excusas y hay quienes, paso a paso, escalan montañas.

Personalmente, intento disfrutar cada día, y aún así me gusta San Valentín y me gusta Sant Jordi (ojalá se pudieran regalar libros a diario). Me gusta cualquier fecha que tenga sus tradiciones y símbolos y ñoñería y comida. Los recordatorios siempre vienen bien. Recordatorios de lo que tienes o de lo que quieres conseguir, mejorar incluso. Empujoncitos hacia la cima.


Well I got love in my love in my blood
And I got you on my brain
I haven't got enough blood
I cannot love you enough 
If you've got love in your blood 
If it's bolder than death 
Oh let it spill, let is spill

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Alberto Olmos : Ejército enemigo

"La solidaridad ha fracasado."

Libro incendiario donde los haya. De hecho, a punto he estado de no comentarlo en el blog. Alberto Olmos, en boca de un protagonista cínico, publicista desencantado con el mundo, subraya los fallos de nuestro sistema. Pero detrás de su nihilismo, quiero ver las bases de otro mundo. No sé si mejor, ya se verá, pero otro mundo.


Es decir: hay que conocer para mejorar. Y el libro entra a trapo: juventud sin futuro, trabajos basura, activismo solidario de boquilla, el escaso valor de la intimidad en una época de redes sociales, la pornografía amateur, el capitalismo caníbal que quiere vender iPads a gente desplumada. El legado que dejamos.

Ejército enemigo es, además, una novela policíaca. Hay un crimen y una investigación en apariencia imposible. A ratos me recordaba a la del primer volumen de Millenium, cambiando la nieve de Suecia por el polvo del cemento de algún suburbio madrileño. Tensión creciente, muy bien medida, que llega a un tramo final terrorífico.


Ya llevo leídos tres libros de Alberto Olmos y me parece un autor valiente. Comprometido no, nada más lejos de su intención: valiente. Habla de lo que a menudo nos da vergüenza poner en palabras. Incomoda. Y con el culo torcido en el sofá, aprendes, quieres avanzar, reconstruir. Protegerte.

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I've got your music

Vuelvo a tener música. Ayer, por fin, me compré unos cascos nuevos. Sencillos pero blancos. Y baratos, que eso es primordial hoy en día. Resulta que encendí el mp3 y la música era más reciente de lo que recordaba. No han pasado tantos meses sin música fuera de casa, pero se han hecho largos los paseos.


Y es que con un poco de música todo pasa mejor. Los quince minutos hasta el trabajo, los pasillos labertínticos en el trasbordo del metro, la espera hasta que el agua hierve antes de echar la pasta, el viaje en Nitbús con la frente apoyada contra la ventanilla. Los preliminares, las copas, las esperas.

La música inspira. Sé que, como ahora vuelvo a tener cascos, durante cualquier trayecto mil canciones desbordarán mis oídos, y con ellas, brotarán las ideas. Nadie debería vivir sin música. Es oxígeno. Emociones y atmósfera concentradas en píldoras de tres minutos. Ese placer de darle al play y que el reproductor siempre acierte. Señales o guiños, da igual. La música está para hacerla tuya.

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Bestias del sur salvaje

"Todo el mundo depende de que todo encaje perfectamente."

Esta película es una de las sorpresas de la temporada. No sé qué ocurrió antes, si Obama asegurando que era su favorita del año, o los premios que se está llevand. Ahora mismo está nominada a 4 Oscars. Ya avanzo que, una vez visto, el resultado no es para tanto. Pero Bestias del sur salvaje tiene su encanto, eso seguro.


El encanto de una niña que puede descifrar los latidos del corazón de humanos y animales. El encanto de un poblado de parias que viven junto a un río siempre a punto de desbordarse. El encanto de su música, este apartado sí merecía todos los premios y a ratos me recordaba al gran Woodkid. El encanto de una historia que mezcla realismo casi documental con la fantasía de un cuento de hadas.


La película pasa de puntillas por la denuncia social o los ecos del Katrina. Apuesta, sobre todo, por la libertad personal. Libertad para estar locos y vivir tal como uno considere oportuno. Un individualismo mejor porque se preocupa de ser feliz, sí, pero humilde. Entendiendo que formas parte de un todo: si tú estás bien, ayudas a que tu entorno también lo esté. Bestias en armonía.

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Eight easy steps

Hace casi un año que estoy muy cocinillas. Siempre me ha gustado cocinar, ojo, pero si es para mí solo, por pereza o falta de tiempo lo más elaborado que puedo prepararme es una ensalada de garbanzos o una pizza de salmón y queso crema... cosas así. Ahora, en cambio, los jueves es el día que mi novio viene a cenar.


Él trae el vino y yo me encargo de la cocina. Disfruto probando recetas, mezclándolas, improvisando. Esto es lo que más disfruto, variar la receta sobre la marcha. Experimentos en la cocina: quiches, sushi, champiñones con queso de cabra... Uno de los platos estrella fue una lasaña de verduras que sustituye las láminas de pasta por lonchas de pavo. Más sencilla y mucho más rápida.

En diciembre llegó el turno de la repostería. A base de prueba y error, descubrí que la repostería es química: como cuando mezclabas probetas en el laboratorio, hay que seguir punto por punto las instrucciones. Cualquier variación podría terminar en desastre. De momento he preparado cupcakes, un blondie (brownie de chocolate blanco) y cookies de dos chocolates. Qué emoción cuando la masa sube en el horno.


No me iba a conformar con estar atado a una receta; lo mío es improvisar, ya lo he dicho. Y resulta que incluso en la repostería puedes hacerlo. Otro topping, un relleno, chocolate blanco en vez de negro. Elegir los ingredientes en libertad es lo mejor. Ese placer incomparable el día que los comensales repiten. Tu receta ha triunfado.

(Si alguien quiere alguna de las recetas, no tiene más que pedírmela por FB o Twitter. :P )