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Come on and do it

"Un amigo que ha sacado un libro...", le contaba a una amiga. "Pero no el chico del otro día, otro que también es escritor". Y ella alucinaba, claro: ¿cuánta gente que escriba o publique libros puedes llegar a conocer? Y fotógrafos, y diseñadores, y dibujantes... La vida convertida en desfile de artistas.


Durante muchos años no fue así. Antes me quejaba, de hecho, porque no tenía nadie con quien hablar de libros o de escritura. Creía que se trataba de mala suerte, de no frecuentar los círculos apropiados. Me convencí de que decir con qué lectura andaba ahora sería como lanzar una botella al espacio, así que optaba por leer en silencio.

La solución, como suele ocurrir, estaba más cerca de lo que pensaba. En mi interior. Porque en cuanto retomé el hábito de escribir y lo compartí, enseguida llegó a mi vida gente que también escribe o que le gusta leer, gente que me recomienda y aconseja, que me enseña nuevas perspectivas, con la que disfruto hablando, a veces por las redes sociales y a veces cara a cara, de todos esos temas que me interesan.

Dicen que el optimismo atrae más optimismo. Me gustaría creer que algo parecido ocurre con la creatividad. Como en el vídeo del Holstee Manifesto, que ya he puesto otras veces por aquí: "Share your passion and do it often". Las ideas de otros te contagian; también su entusiasmo: verles con ganas de crear te inspira a crear a ti también. Es una botella de cava descorchada. Descubres nuevas bellezas a través de los ojos de otros y ya no paras.

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Touch

Dicen que es como tener un hijo. No lo sé, nunca he tenido uno ni parece que lleve camino de tenerlo. Pero si tener un hijo es extraño y familiar a la vez, entonces sí: recibir un ejemplar de tu propio libro es como tener un hijo. Sujetarlo entre tus manos se siente igual de extraño y familiar.


Te lo crees y no te lo crees. Parece algo natural, siempre supiste que sería así, y sin embargo tiene el toque de irrealidad de un rodaje. De una toma mil veces repetida. No es muy distinto a viajar a Nueva York: has visto esta ciudad desde tantos ángulos en tantas series, películas, anuncios, conoces tan bien la ubicación de sus tiendas y rascacielos y anuncios luminosos y sus taxis amarillos que se desdibujan en las fotos y el murmullo de la gente... que cuando estás ahí en medio, no hay sorpresa que valga, no hay fascinación y sí un punto de incredulidad. Porque ya la conoces como la palma de tu mano y aun así te sientes perdido en ella.

Algo así. Tras horas maquetando el libro, corrigiéndolo, comprobando que todo siguiera correcto tras cada cambio, el miércoles recibí un primer ejemplar. Pensaba que lloraría, pero no lloré. Pensaba que me parecería pequeño o grande, y no: era justo de la medida que imaginaba, que para eso estuve comparando opciones. Pensaba que lo olería y solo me acordé después, cuando me lo preguntó un amigo.


Hubo un detalle que sí me fascinó. Que alguien (una máquina) le hubiera dado forma física a lo que originalmente solo eran dos PDFs. Lo abrí, creo que fue lo primero que hice, y por más que lo hojeaba, no entendía cómo era posible que mis páginas estuvieran en orden, bien cortadas y encoladas. Todo en su sitio, cada elemento parte de un todo. Sigo sin entenderlo: tiene que ser un truco de magia.

Ah, y el tacto. El tacto de la portada se me hizo raro al principio. No era tan suave como había imaginado, pero tampoco áspero. Era el tacto exacto de mi libro. Ningún otro tiene ese tacto y es lo que lo hace especial, supongo. Después, yendo en metro, nadie más entendía mi sonrisa al sostener ese libro, bastante tenían ellos escuchando su música o pensando en sus asuntos. Yo no podía evitarlo: estaba orgulloso. Qué raro se hace tocar las cosas bonitas, pero qué bonitas son.

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La noche nos alumbrará

Hoy me siento más feliz de lo normal. Me comprenderás, supongo, si te cuento que hoy (auto)publico mi primer libro. Se titula La noche nos alumbrará y no, no es la novela de la que vengo hablando desde hace tiempo. Esa también llegará, porque todo llega, pero todo a su debido tiempo. Las mareas no puedes controlarlas, son más sabias.


No: La noche nos alumbrará no cuenta una historia. Cuenta muchas. Casi 200, de hecho: escritas a lo largo de los años en este mismo blog. Porque sí, después de compartir tantas experiencias, me apetecía reunir mis entradas favoritas de Sombras de neón y aquí están: revisadas, ampliadas, acompañadas por textos nuevos, conectadas entre sí a modo de juego... para que conviertas el día a día en tu propia aventura.

Cuando abrí el blog en 2009, lo hice aconsejado por el que entonces era mi novio. Él decía que me vendría bien, que así escribiría más. Y tenía toda la razón del mundo. Pero tardé tiempo en descubrir que un blog también puede servir de terapia, de desahogo, de faro en la niebla y de foro donde conocer gente afín. De motivación para mejorar. O para intentarlo, al menos. El libro intenta reflejar este proceso.

Así que gracias, Enric, por esa idea y ese título que me trajeron hasta aquí. Gracias también a Jose por la portada espectacular. Gracias a Fer de Confesiones tirado en la pista de baile por el prólogo. Gracias a Víctor Algora por cederme el título. Y también gracias a ti, lector o lectora, por darle sentido a cada entrada que hayas leído. Lo dicho: hoy me siento muy feliz.

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You can fly! You can fly! You can fly!

Al final te lo llegas a creer. Que la magia existe, que está por todas partes, pero sobre todo aquí. En Disneyland París. Aunque para ti siempre será EuroDisney, ya va siendo hora de que te acostumbres a su nuevo nombre. El mejor regalo incluía no solo pisar París, también venir aquí. Al epicentro de la magia.


Te habían contado leyendas acerca de gente embelesada dando saltos entre los parterres llenos de flores dispuestas en forma de Mickey. Cánticos sobre "otro mundo" y buenrollismo por doquier. Pero cuando desembarcas bajo el cielo gris de un frío día de enero, todo eso parece tan lejos como el sol de Barcelona. O será que no has abierto los ojos, todavía.

Porque poco a poco te empapas del efecto Disney. Entre castillos y lanzaderas especiales, acabas por ver que aquí hay más parejas que niños. Parejitas, mejor dicho: se besan y se miran en todo momento, felices como en un primera cita. Tontean. Todo les hace ilusión. Especialmente, recorrer juntos las tierras exóticas, perderse en las cuevas de los piratas, montarse a lomos de una tortuga o a bordo de una alfombra voladora.


Y entonces se apagan las luces para que luzcan los fuegos artificiales. Y los focos de colores, los láseres. La música, también. A su ritmo, cobran vida todos los personajes de las películas de tu infancia. Para cuando los coros cantan "¡Volarás, volarás, volarás!", tú ya estás en las nubes, junto a Peter Pan, y recuerdas de manera definitiva que sí, que es posible volver a ser ese niño que aún tiene ganas de lograrlo todo.

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Turn it on

El cachete que hará llorar o reír a un recién nacido. Una puerta de embarque por confirmar. Una montaña de ropa limpia pero con arrugas, a punto de ser planchada. Los ojos abiertos que aún no se han fijado en nada, la boca abierta cuando ya sabe de qué quiere hablar. Una maleta abultada.


El nadador que toma impulso para lanzarse desde lo más alto. Los tornillos que encajan como una llave y hacen clac. Un acelerador pisado a fondo. El camino sinuoso hacia la montaña de las grandes gestas y aventuras. El último toque de especias en el caldo, las últimas vueltas al cucharón. Una página que pronto dejará de estar en blanco.

Ahora sí, empezamos.

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I Love You (Top 25 Canciones de 2013)

La música te salva. Te da voz, te devuelve a la vida, te conoce mejor que nadie. Te habla de la felicidad aunque no la estés sintiendo. Te quema y te hace preguntas. Hay canciones que son un flechazo, otras un subidón sudoroso, con algunas te sitúas y otras te llevan a contar estrellas. Música para emborracharte, para intentarlo, para zambullirte o para decirte que sí, que hoy es el día.

 
La música es un buen hábito que siempre está ahí y a veces vuelve para recordarte lecciones importantes. Que ames, que vivas tu vida. Porque mientras escuches música, estarás vivo. No hay dramas. En la música siempre puedes confiar para que te haga compañía. Y estas 25 canciones son las que más me acompañaron el año pasado.


25. Pharrell Williams – Happy
A 24 horas de terminar 2013, descubrí una de sus canciones más optimistas. Himno inmediato. Aplaudir, aplaudir, aplaudir. Sin más explicaciones.

24. Céline Dion – Loved Me Back to Life
Contra todo pronóstico, hay regresos que merecen la pena.

23. Bravo Fisher! – 39
Le haces caso a la recomendación de un amigo... y sí, te encanta.

22. Crystal Fighters – You & I
Significativos en mi 2012, volvieron a montar una verbena en la playa con esta canción.

21. Lissie – The Habit
Las letras están para hacértelas tuyas. Hablan de lo que quieras que hablen.

20. Lori Meyers – Emborracharme
El descaro y la frescura van de la mano.

19. Rodriguez – I Wonder
Solo pasa en las películas: escuchas una canción y a las cuatro notas ya sabes que será importante.

18. Ellie Goulding – Burn
Y cuando olvidas lo buena que es, vuelve a sonar.

17. Delafe y las flores azules – Intento
Prefiero verte eternamente...

16. OneRepublic – Counting Stars
Este grupo no deja de mejorar y esta canción es perfecta muestra de ello. Uno de los estribillos del año.

15. David Bowie – Where Are We Now?
Ese minuto y medio final es lo mejor que le ha ocurrido a la música en muchísimo tiempo. Se echaba de menos al maestro.

14. Daft Punk – Instant Crush
Otros singles serán más pegadizos, pero este... ¡ay este!

13. Dido – No Freedom
Dido y las frases siempre exactas. No hay amor sin libertad.

12. Erlend Oye – La prima estate
No sé exactamente sobre qué canta el cantante de Kings of Convenience, pero me da igual: este tema es contagioso. La buena vida a cualquier hora.

11. Carlos Sadness – Hoy Es El Día
No se puede decir más claro: ¡hoy es el día!

10. Britney Spears – Work Bitch
Ojalá todas las canciones te pusieran el mundo a tus pies como hace este Work Bitch.

9. Röyksopp – Running to the Sea
A veces me sigue sorprendiendo que alguien pueda componer algo TAN bonito. Si las canciones fueran novelas, me gustaría escribir justo esta. Siempre nos quedará el mar.

8. MIKA – Live Your Life
Hay que hacer aquello en lo que nadie puede superarte. Por ejemplo, MIKA: pop luminoso.

7. Ralph Myerz feat. Annie – Take A Look At The World
Pelotazo. A bordo de un coche para explorarlo todo.

6. Fangoria – Dramas y comedias
Algunos discos se justifican por una sola canción. Estado de gracia de compositores y grupo.

5. Mylène Farmer – Love Dance
Todos los años se cuela alto una canción que no eras consciente de haber disfrutado tanto. La que vale, vale.

4. Empire Of The Sun – Alive
La recompensa de estar vivo. Te lo has ganado.

3. Algora – La era punk
Podría ser la nº2 o la nº1. En todo caso, una de las canciones que ha definido este año. Letra identificable y un significado íntimo que pronto compartiré por aquí.

2. Pet Shop Boys – Vocal
Algo mágico ocurre cuando tu grupo favorito habla justo de lo que estás sintiendo. ¿Lo han escrito para ti? Cada mañana que la he escuchado, he querido creer que así es. Que me conocen.

1. Woodkid – I Love You
Woodkid es emoción pura. En concierto, en sus vídeos, en sus canciones. Lo amo. Espero que algún día se hagan realidad esas imágenes que pasaban por mi cabeza mientras escuchaba I Love You. Porque a veces la respuesta es justo la que esperas. Un simple y limpio sí.