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Don't you want me

No eres exactamente tú, pero de tanto mirarte al espejo te acostumbras a imaginarte así. Como ese desconocido que el reflejo te devuelve. Más o menos os parecéis, aunque él siempre será zurdo y tú diestro. En cambio, las fotos y los vídeos muestran a una tercera persona. Con entradas más pronunciadas y algo más gordo, la nariz enorme por más que intentes no salir de perfil. Llegas a pensar si en realidad no serás así y tú eres el único que no se da cuenta.

 
Dicen en Evangelion que eres la suma de esas imágenes que los demás tienen de ti. Una visión distorsionada que a ti te aterra. Qué pensarán cuando fuerzas un chiste o te pillan en una contradicción, cuando escribes una frase más brillante que el resto. Disfraces momentáneos que engañan para siempre. Que emborronan la única verdad, tu identidad normalucha, la que llevas dentro y querrías mostrar pero no te ves capaz de hacerlo, al menos no de forma limpia y sincera.

Cada gesto es otro adorno. La naturalidad relegada por completo, como cuando te enfocan con una cámara, sí: de repente haces caras extrañas sin pretenderlo. Lo que pensabas que sería una sonrisa los demás lo han visto quizá como una mueca psicópata. Por suerte la cámara no lo capta, solo capta una boca torcida, medio oculta detrás de otras cabezas. La sonrisa convertida en trazo y la identidad en naufragio. Si ni siquiera el espejo se pone de tu parte, nunca podrás estar seguro de ser quien crees.

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2 comentarios:

David dijo...

Con semejante entrada, ¡¡necesito recomendarte este libro!!

http://www.acantilado.es/catalogo/uno-ninguno-y-cien-mil-513.htm

Alex Pler dijo...

Anotado queda, David!! Tiene buena pinta y es corto y barato... Ya comentaremos. Gracias :D

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