Hanna
-I tried to prepare you.
-You didn't prepare me for this.
"Hanna" es un cuento de hadas clásico. Con su historia simple y universal, su princesa en apuros, su lobo feroz, su madrastra, su malo-malísimo, su casita de chocolate, su paisaje nevado y sus amables desconocidos. Tiene todos los elementos de los cuentos, sólo le falta una voz en off que nos vaya explicando la historia escena a escena antes de irnos a dormir.
Hanna sólo es una chica que quiere ser normal. Quiere descubrir el mundo, oír música. Es fácil sentirse identificado con ella porque en algún momento de nuestras vidas todos hemos pasado por un proceso de autodescubrimiento similar. Ese momento en el que, a pesar del rechazo o la incomprensión de tu entorno, sientes que debes poner en práctica todo lo que llevas aprendido para ser, por fin, más tú que nunca. La huída como búsqueda de uno mismo, la huída como la única vía posible para experimentar todo aquello que te ha sido negado.
"Hanna" no sería lo mismo sin Saoirse Ronan, espectacular en el papel de chica autosuficiente pero vulnerable abriéndose a la vida. Qué expresividad en la mirada. También ayuda la música de The Chemical Brothers: consiguen que las escenas de acción no pierdan la elegancia casi mística del resto del metraje. El tramo final de la película, con su punto onírico, me ha recordado a los mejores momentos del maestro del anime Satoshi Kon.
Hay que verla. No es la gran película del año, no está libre de defectos (es larga y es previsible), pero conviene acompañar a Hanna en este viaje iniciático. Todos deberíamos desprendernos de esos prejuicios dañinos que nos han inculcado (el miedo, por ejemplo) y, liberados, aprender a sobrevivir en un entorno hostil. No es tan difícil.
-Are you scared?
-Scared of what?
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