This is my kind of music
Antes de abandonar el escenario, Neil Tennant se giró hacia el público. Nos miró. Cómo saltábamos, exaltados, al son de Vocal, manos en alto para tocar los esquivos láseres. Como si ese nuevo single del grupo fuera un clásico de la talla de It's a sin o Go West. Que también habían sonado, claro, revitalizadas para la ocasión.
Treinta años de carrera y, en algún momento, te vuelves invisible. Acabas teniendo solo el apoyo de la crítica y del núcleo duro de fans. Pero ningún espacio en las radios o la tele. Prestigio, lo llaman. Que se hable de ti en pasado. Qué buenas eran tus primeras canciones, cuando Opportunities sonaba en los locales de moda y parecía que sí, que sería verdad eso de hacerse ricos con cerebro y buen aspecto. Pero ya no se hacen canciones como West End girls.
Y sin embargo, ahí estábamos, dicen que 10.000 personas, dándolo todo. Cincuentonas que se enamoraron con la siempre poderosa Always on my mind, gays que salieron del armario al ritmo de I wouldn't normally do this kind of thing, jóvenes que no habían nacido cuando Somewhere era el primer intento descarado de Pet Shop Boys por tener otro hit en plenos 90. Entre los dos, Neil y Chris suman más de 100 años, pero lograron unirnos a todos, hacernos bailar durante casi dos horas.
Conservan esa energía. Y lo demuestran más que nunca. La receta: buenas proyecciones (ya sean las mariposas de neón en Miracles o esos cuerpos atléticos de Love etc, el momentazo de la noche), acompañando buenas canciones. Por eso el sábado disfrutamos por igual un single poco conocido (la preciosa I'm Not Scared) o una cara b (Fugitive, que ya tocaba reivindicarla) y no dejamos de saltar con su primer single o el más reciente. La recompensa a tantos años manteniendo el nivel.
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