Tryno Maldonado - Temporada de caza para el león negro
Sabrán que yo no me acuesto con imbéciles. Es mi única política. Una política bastante sana que me ha resultado hasta hoy y que no contemplo variar.
Un título magnético y una fotografía sugerente. Máscaras necesarias para un libro terrible. Terrible por lo que cuenta: la sumisión total del protagonista a Golo, un artista torturado y torturador. Un vampiro emocional y su víctima, un hombre enamorado. Todo está contado después: ese momento en el que, pasados los años, el protagonista se lleva las manos a la cabeza y no comprende nada.
El título no es banal. Hace referencia a una anécdota que fascina a Golo, la historia de un cazador que capturaba y despedazaba unas bestias tan bellas como los leones negros porque de todos modos no iba a poder aprovecharlos ni llevárselos como trofeos. Así actúa Golo con sus amantes y con su propia vida. Una espiral de autodestrucción remarcada por la estructura de la novela: capítulos muy cortos, flashes fragmentados, con escenas que se repiten, líneas temporales confusas que van y vienen.
Visto desde la distancia, da la impresión de que Golo sólo podía ofrecer drogas, dinero y sexo. Y un físico deslumbrante, suponemos. Ni siquiera es buen pintor. Y alguien que, contrariado, se pone a ladrar como un niño imitando a un perro, parece demasiado ridículo como para enamorarse de él. Es brillante cómo el narrador consigue que te creas que ha estado enamorado de Golo pero no sabe darte ninguna razón objetiva. El magnetismo de los vampiros, sin duda.
En el fondo de esta breve novela que juega a ser provocadora -supongo que en México sería mucho más revulsiva-, se esconde una historia de liberación. La lees con el mismo horror con que escucharías esas historias de amigos enganchados a auténticos imbéciles. Pero de todo se aprende. No dudas de que ahora el protagonista se querrá mucho a sí mismo, se respetará. Saber lo que uno no quiere repetir ya es un buen punto de partida.
Quise a Golo. Pero no me pregunten por qué.
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