I have confidence
Del exceso de confianza a la falta de humildad solo hay un paso. Esto es así. Y siempre acabas por darlo. Creías que habría un rinconcito del mundo que me pertenecía, pensabas que se te debía algo, y lo gritaste a los cuatro vientos. Lo contrario te haría parecer débil, y ¿cómo iba a ganar alguien débil?
Una y otra vez el mundo te demuestra que no le importas. No hay rincón para ti, ni grande ni pequeño; no hay deuda que reparar. Solo puertas cerradas. Mil puertas y unas manos, las tuyas, que no dan con ninguna llave. Ahora recuerdo cuánto me gustaba decir aquello de que si no quedan puertas abiertas, habrá ventanas. Sonaba bien. Casi creíble. Pero aquí los muros son altos y no hay ventanas ni nada que se le parezca.
Del exceso de confianza a la falta de humildad solo había un paso. Y yo acabé por darlo. ¿Y ahora qué? El bofetón de realidad duele. Quizá aspiraba demasiado alto, pero es que no conozco el caso de nadie que aspirase bajo. Imitaba a otros, pensaba que para mí sería igual de fácil. Al final, lo asumo: llegar hasta aquí no sirvió de nada. ¿Será que tengo que huir a otra parte? Enlazo pasos de ciego, en busca de algo que ya no estoy seguro de saber qué es.