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I have confidence

Del exceso de confianza a la falta de humildad solo hay un paso. Esto es así. Y siempre acabas por darlo. Creías que habría un rinconcito del mundo que me pertenecía, pensabas que se te debía algo, y lo gritaste a los cuatro vientos. Lo contrario te haría parecer débil, y ¿cómo iba a ganar alguien débil?


Una y otra vez el mundo te demuestra que no le importas. No hay rincón para ti, ni grande ni pequeño; no hay deuda que reparar. Solo puertas cerradas. Mil puertas y unas manos, las tuyas, que no dan con ninguna llave. Ahora recuerdo cuánto me gustaba decir aquello de que si no quedan puertas abiertas, habrá ventanas. Sonaba bien. Casi creíble. Pero aquí los muros son altos y no hay ventanas ni nada que se le parezca.

Del exceso de confianza a la falta de humildad solo había un paso. Y yo acabé por darlo. ¿Y ahora qué? El bofetón de realidad duele. Quizá aspiraba demasiado alto, pero es que no conozco el caso de nadie que aspirase bajo. Imitaba a otros, pensaba que para mí sería igual de fácil. Al final, lo asumo: llegar hasta aquí no sirvió de nada. ¿Será que tengo que huir a otra parte? Enlazo pasos de ciego, en busca de algo que ya no estoy seguro de saber qué es.


Oh, I must stop these doubts, all these worries
If I don't I just know I'll turn back
I must dream of the things I am seeking
I am seeking the courage I lack

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Blue Jasmine

¿Qué te queda cuando lo pierdes todo? Lo descubrirá Jasmine tras perder a su marido, su hijo, su fortuna, su mansión, su círculo de amistades... Después del abismo llegan nuevas cosas. Otra ciudad, reencuentros y descubrimientos. De tu capacidad para abrazarlos depende en buena medida tu salud mental.


La vida es puñetera. Te sorprende tras cada esquina: lo que iba a ser una comedia ligera en lofts neoyorkinos desemboca en dramón cuesta abajo por las angostas calles de San Francisco. Querías una cosa y lograste la de al lado, tan cercana pero agridulce. Creías en el destino sin tener en cuenta que este es un bromista con ases en la manga; dejándote llevar por él, a veces el flujo se convierte en maremoto donde ya ni las brazadas surten efecto.

Y en medio de este desaguisado, el personaje de Cate Blanchett. Reina absoluta de la película. Capaz de hacerte reír y llorar en la misma escena. Muy segura de que ella no se siente como los demás. Los demás sonríen por sonreír y ella solo lo hace si le apetece. Ha aprendido a ser visceralmente sincera. ¿Tienen las personas como ella un lugar en el mundo? Dudas, siempre dudas. Dudas y finales abiertos como preludio a algo desconocido.

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Take a minute

Hoy he vuelto a sentir que la ciudad iba a mi ritmo. Llevaba semanas sin sentirlo. Dicen que tienes más energía cuantas más cosas debes hacer. Que el cuerpo es sabio, que a contrarreloj produces más y mejor. Antes lo compartía, pero para mí ya hace tiempo que dejó de ser cierto. Será la edad, no lo sé: bajo presión me agoto enseguida. Hasta tal punto que, a veces, incluso la cafeína me da sueño.


Por ejemplo, cada vez llevo peor los lunes. Noto que la gente vuelve renovada del fin de semana y están hiperactivos. Piden, llaman, preguntan, ordenan, insisten. Yo necesito acostumbrarme al mero hecho de que sea lunes. Voy despacio y tengo que reacomodarme al flujo de las cosas, pero para cuando lo consigo, vuelve a ser viernes y vuelta a empezar.

Me siento como si viviera en otra dimensión donde las cosas ocurren a otro ritmo. Donde ya no existe ese Alex que rendía a pleno pulmón cuanto más trabajo había. Y así con todo. Cosas que antes me gustaban, ahora no las soporto. ¿Han cambiado ellas o he cambiado yo? ¿No estaré viendo a través de una rendija un mundo al que ya no pertenezco?

Pero hoy ha sido distinto. Los demás se han calmado y he podido disfrutar cada minuto. Cada canción, cada frase, cada kilómetro. No sé si darle las gracias al frío o a la lluvia. El caso es que todo estaba alineado y por un momento he vuelto a sentir que todo fluye aunque ya no consiga apreciarlo. Pasos largos, pasos cortos. La cuestión es llegar. En eso sí continúo creyendo.

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The habit

¿En qué momento dejas de hacer las cosas por ti mismo? Sin darte cuenta, olvidas lo que un día tuvo un significado íntimo y pasas a complacer solo a los demás. Porque sienta bien, sí, hacer feliz al resto. Pero de tanto contar el mismo chiste, corres el riesgo de olvidar qué lo hacía gracioso en primer lugar. Gracioso para ti. Antes no tenías que esperar a que otros rieran para hacerlo tú.


Lo que otros esperan de ti es una prisión. O lo que crees que otros esperan de ti, para ser más exactos. Por ejemplo, este blog. Empezó como una especie de terapia personal y durante mucho tiempo funcionó. Hasta que desde mi ventana dejé de ver las cosas que me importaban. Solo pensaba en las que querrían ver los demás habitantes del bloque. Y así encegado, llegué a convencerme de que no me quedaban cosas nuevas por ver. Estaba frente a una ventana que daba a la nada.

De qué iba a hablar, si ya lo había dicho todo. Era un todo diminuto, claro, porque al releer el blog desde sus inicios, descubrí que en realidad siempre he hablado de lo mismo. Tu mundo nunca es tan grande como lo percibes. Aun así, perdí el rumbo. Me gustaría decir que perdiéndome encontré la respuesta, pero no fue así. No la encontré. Es posible que no exista tal respuesta, que todo sean ciclos que vienen y van.

Pero dicen que la fe mueve montañas. Y otra cosa no, pero tengo fe en el poder de las palabras. Sé que me llevarán a alguna parte aunque no sea donde yo había planeado. Por eso continuaré el sendero. Escribiendo más que pensando. Como dirían en Gravity: "Pase lo que pase, va a ser una experiencia maravillosa". Nuevas palabras, las que a mí me gustan. Las que más me llenan. Despegue y aterrizaje.


And if you don't quit
You'll never get over
If you don't quit
You'll never get out
And you're always
Gonna be an addict