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Super 8

Bad things happen. But you can still live.

Super 8 es un homenaje al cine de los 80, cuando las películas palomiteras se entendían de otra forma. Eran películas más artesanas, más humanas; también eran espectaculares, sí, pero no se perdían en los efectos especiales. Tampoco temían gastar la primera mitad de la película en presentarte bien a los personajes, su día a día, sus conflictos, su personalidad, sus relaciones. El tono de esas películas tan llenas de matices lograba mantener el equilibrio entre la emoción cursi, la ingenuidad, la crudeza y el humor; eran familiares cuando tenían que serlo pero sin renunciar a los puñetazos psicológicos en el estómago. Entre aventura y aventura, mostraban la fealdad del mundo si era necesario.


Es algo que se echa de menos en el cine actual: las películas de ahora son excesivamente planas y rara vez te permiten encariñarte de los personajes. Antes, además de entretener y recaudar, también importaba explicar una buena historia (muy a menudo con moralina incluída, es cierto). Los que crecimos en aquella época recordamos con nostalgia títulos como E.T., Los Goonies, las trilogías de Indiana Jones y Regreso al Futuro, Gremlins, Cortocircuito... y, ya en los 90, Parque Jurásico, que sirvió de despedida por todo lo alto a una forma de entender el género de aventuras.

Y Super 8 no engaña. Más que ofrecer algo nuevo, pretende deleitarnos con una película ochentera en esencia, una historia de amistad y perdón, de dejar ir para poder avanzar. Ya el póster es toda una declaración de intenciones, con los retratos de los personajes dibujados. También el plantel de actores está muy bien elegido y si no fuera por Elle Fanning, que es más conocidilla, casi podría jurar que han secuestrado a un auténtico grupo de amigos de finales de los 70 para encarnar a estos niños que juegan a hacer cine y se dan de bruces con la realidad. Puedes palpar la amistad de estos críos; como la de los Goonies, es férrea incluso en los momentos más tensos, ni siquiera en una zona de guerra pierden el buen humor.


La película sólo trastabilla cuando hace concesiones a los clichés de hoy en día. El monstruo es un monstruo de esta generación y ni su aspecto ni su actitud encajan en la historia que nos están contando. Los militares también son dignos de las americanadas actuales (cargándose ellos solos una escena que apuntaba maneras, con tintes de aquella otra dentro del coche de Parque Jurásico). Detalles que, sin embargo, no empañan un resultado redondo. Cada minuto, cada plano está impregnado de nostalgia y encanto, la música (Michael Giacchino homenajeando al mejor John Williams) te pone en situación, los niños viajan en bicicleta y en cualquier momento esperas que echen a volar.

En fin: no lo dudéis, si echáis de menos el cine ochentero, hay que ver Super 8. Cuando los blockbusters también eran buenas películas.

btemplates

9 comentarios:

kuroratsu dijo...

Oh! En un momento de la peli pensé: Esto se parece a E.T. con tanta bicileta! xD Además, era un detallazo el hecho de estar grabada en Super 8, la sorpresa de los créditos también es un detallazo :3 Eso sí... como he llegado a odiar al niño gordo D:

Alex Pler dijo...

Mmm... Creo que no hay nada grabado en Super 8, a la película de los críos le aplican un efecto/filtro para simularlo. Peliculón de todos modos. ¿Has visto Los Goonies? Ahí también hay mucha bicicleta.

Fernando Bside dijo...

No he leido nada de nada de tu entrada, pero sólo decir que ire a verla esta semana y opinaré sobre ella...

Alex Pler dijo...

Mejor, es una película que hay que ir a ver sin saber demasiado. Yo no vi ningún tráiler y el póster porque me lo encontré en la puerta del cine, que sino ni eso.

Ignacio Iglesias dijo...

A mi esta peli me ha encantado de arriba a abajo!! ^^. Nostalgia en estado puro! jaja, eso sí, no quita que de vez en cuanto sigan haciendo muy buenas pelis, que siempre que leo cosas de estas (incluso lo que yo he escrito en mi blog) parece decir que tiempos pasados siempre fuero mejores.

Saludos!!

Alex Pler dijo...

Hoy en día se hacen películas muy buenas, qué duda cabe. Pero sí es cierto que las películas más palomiteras, los blockbusters, están tan deshumanizados que generalmente los olvidas a los tres días.

Lo cual no quita para que en los 80 también se hiciera muuucho cine olvidable y de relleno. Que tampoco hay que idealizar épocas pasadas.

David dijo...

Recién vista, debo decir que no me ha defraudado. Esperaba justo lo que he recibido, buen cine. Y de eso esta película tiene a raudales, desde los guiños hasta la historia (que no por manida deja de sorprendernos y tenernos anclados a la butaca del cine) pasando por los actores, muy buenos todos ellos.

Tiene los gags necesarios en su justa medida, sin pasarse ni recrearse. Todos los que la veamos recordaremos lo del niño que vomita, aunque solo lo haga dos veces en la película. Es como el chiste de las "ardillas" en Up. Bien dosificado.

Que el alien sí sea un monstruo más típico del cine actual me gusta. Al principio pensaba que el niño se haría amigo del alienígena, al más puro estilo ET, pero por suerte no ha sido así.

La música, brillante. En la escena, hacia el final, del colgante (y no digo más para el que no la haya visto) me vi a mí mismo diciéndole al niño que lo dejara ir, "let go", con esa música Lostiana de fondo y con lo metido que estaba ya en la película, era imposible pensar otra cosa. El "let go" además está presente en todos los personajes, hasta en el monstruo... Lo dicho, más cine así hace falta.

Por otro lado, también he ido a ver "El perfecto anfitrión" (porque sale David Hyde Pierce, más conocido como el Dr. Niles Crane en Frasier) y si bien no es tan buena película, sí merece la pena verla. Es... interesante.

Alex Pler dijo...

Precisamente, la música de esa escena que destacas se llama "Letting Go". Una maravilla, sin duda. Tendré en cuenta la recomendación de "El perfecto anfitrión"...

María M. dijo...

Ei Álex!

Por una vez, me temo que no estamos de acuerdo! Ayer fui a ver esta película, recordaba que te había gustado pero no quise leer la crítica ni saber nada hasta verla... Y para mí fue un chasco como la catedral de Burgos.

Efectivamente, intenta hacerte rememorar aquellas películas ochenteras que todos hemos disfrutado. Pero para mí no lo consigue. La película está llena de situaciones imposibles e ilógicas que exigen por mi parte demasiados actos de fe... No hay empatía emocional con el bicho en ningún momento y es previsible hasta el extremo.

De acuerdo, Indiana Jones tampoco es una película que podamos denominar realista, pero es una buena película: resiste el paso del tiempo y te gusta igual con 10 años que con 30. :)

Así que... por mi parte, he de decir que me quedo con las ochenteras de verdad! :P

Un besote!

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