The view from your balcony
Qué buenas vistas. Se ve toda la ciudad. Bueno, eso es lo que se suele decir siempre, pero en este caso es cierto. Barcelona a nuestros pies, de noche, más allá de la brisa. Por fin hemos subido. No se oye la tele ni los gritos, sólo algún coche, y nuestras voces. El chin-chin de los vasos de cerveza fría.
Hablamos apoyados en la barandilla aún tibia. Confidencias, anécdotas, sensaciones. No llegan a secretos. Por eso no los contamos a casi nadie. Pero esta noche sí, parece que en esta terraza las palabras nos salen más fáciles. También esas palabras que no habíamos pronunciado todavía.
Apenas nos damos cuenta y estalla el amanecer. Es el primero que vemos juntos. De eso me daré cuenta después, al volver a casa; por ahora me limito a disfrutarlo. A mirarte mirándolo. Cuando piensas que no te veo, entrecierras los ojos y sonríes más que de costumbre. Luego te giras y siempre te sorprende que esté mirándote.
Qué tendrán las barandillas para que desde ellas todo se vuelva más importante. La ciudad y nosotros. Menciono la música del vecino y resulta que es la tuya, llega del interior de tu casa. Valoro el detalle. Sacas más cerveza. La última, decimos, como venimos diciendo desde hace horas. Y brindamos otra vez. Sí, es una de esas noches especiales de verano.
4 comentarios:
Oh! <3
Que bien escribes ^^
Muchas gracias, Shanks. :)
Lleonard, eres un romántico.
Un abrazo,
Oscar
Y un visionario, espero...
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