El amigo de mi hermana
Mumblecore. Por lo visto, en Estados Unidos, a las películas independientes de bajo presupuesto y mucha conversación ahora se las llama así. Tecnicismos al margen, no os dejéis engañar por el póster: ésta es una película humilde y sencilla, no es la típica comedia romántica de Hollywood.
De hecho, ni siquiera es una comedia romántica. Te ríes, sí, pero siempre con el corazón encogido y entre drama y drama sueltas alguna carcajada. Es todo tan natural como la vida misma, otra de las características del mumblecore: naturalidad. Los diálogos fluyen como si los personajes estuvieran sintiendo y descubriendo las cosas al mismo ritmo que el espectador.
Todo el peso de la película recae sobre tres únicos actores. No improvisan, pero lo parece. Destacan sobre todo ellas. Emily Blunt sigue acertando al elegir sus papeles. Rosemarie Dewitt ya me encandiló en United States of Tara y aquí borda el papel más complejo de El amigo de mi hermana. Un aplauso a la dirección de actores.
La importancia de la sinceridad, de afrontar los retos con honestidad. Expresar tus sentimientos. Quién lo iba a decir: abriéndote al mundo, consigues que los demás se abran a ti. Recuperar las cosas que te gustan, salir de casa. Obligarte a montar en bici aunque ya no tengas el cuerpo para estos trotes.
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