"Turn it on", es lo primero que canta Neil en Electric. Enciéndelo. Una declaración de intenciones, y no será la única. Ya me sorprendió en su día la portada, tan luminosa. Las sosegadas olas de Elysium se transformaban en ondas de energía sobre un fondo blanco, una imagen muy alejada de ese disco 100% dance y nocturno que prometían.
O quizá no tanto.
Electric trata sobre volver a sentirse jóvenes. Cuando todo parece nuevo, vibrante, azul sobre blanco. Y se nota que Pet Shop Boys se sienten así en su primer disco con discográfica propia. Para empezar, por primera vez en dos décadas, dejan que las canciones respiren. Tienen todo el tiempo por delante, así que pueden permitirse el lujo de ir añadiendo sonidos durante minutos enteros, alargar cuantas explosiones se le ocurran.
Bolshy crece desde un estribillo juguetón hasta un éxtasis de bongos que desemboca en un placentero "oh!". Y sigue, y sigue, hasta rozar los 6 minutos. Pop desatado. Se acabaron las cadenas del 3:35. Por eso no sorprende tanto que el momento más pop del disco,
Love is a bourgeois construct, sea una canción sin estribillo. Eso sí, llena de campanas, versos eruditos y coros obreros a la conquista del Oeste.
Camisetas fueras. Llega
Fluorescent, sexy y oscura como ella sola. El bajo retumba insistente desde lo más hondo de la discoteca, donde un chico baila a su aire y el cantante le mira. Ese choque entre la frescura de la juventud y la sabiduría que dan los años es lo que vertebra el disco. Quizá por eso ahora se atreven a incluir canciones así, que antaño habrían sido una excelente cara b de
Alternative.
La etérea
Inside a dream deja paso a una de las sorpresas del disco,
Shouting in the evening. "What a feeling!", exclama Neil, antes de que se lo lleven las percusiones y los sintetizadores más techno que haya grabado Chris jamás. Interludio para luego coger las riendas: hacen suya
The last to die de Bruce Springsteen. Revolotea la sombra de The Killers, pero esos la-la-la son tan Pet Shop Boys que emocionan como solo lo hacen los clásicos.
Thursday parece una joya perdida de
Actually, hasta la voz de Neil suena a la de entonces. En realidad, es un milagro que ocurre varias veces a lo largo del disco. Stuart Price no solo les ha hecho sonar modernos: como buen fan, evoca los grandes momentos del grupo y los catapulta más allá. Quizá sea su productor perfecto.
Por fin,
Vocal sintetiza la idea del disco. El poder de la música para ponerle nombre a las emociones, transmitir justo eso que quieres y además sentirte parte de algo. No es una despedida, sino el recordatorio de que siempre existirá la música. Canciones como ésta, que serán la banda sonora de tu vida. Pulsarás play y te teletransportarán otra vez a la discoteca, cuando no importa más que levantar los brazos y sentirte feliz.
And everything about tonight feels right and so young
And anything I’d want to say out loud will be sung
This is my kind of music
They play it all night long