Pollo con ciruelas
Flaco favor le hacen a esta película con ese título y ese póster y ese eslógan. Afortunadamente, dieron el tráiler cuando vi Prometheus y pensé: esto hay que verlo. Herencia de su origen de cómic, Pollo con ciruelas tiene un punto de mágico realismo que puede recordar a otras películas francesas como Amélie o Jeux d'enfants.
Y me gusta eso. Cada vez tiendo más a este tipo de historias, muy realistas y por tanto identificables, pero con puntos de contacto con la fantasía. Traspasar la barrera de los sueños, espejos deformadores, escenarios de cuento desplegable, imaginación desbordada. Para realidad pura y dura ya tenemos el día a día.
El humor, el amor y el drama se confunden en Pollo con ciruelas. Hay momentos tremendos (la escena que da lugar al título, por ejemplo) pero también secuencias magistrales, como cinco minutos hacia el final en los que se resume una historia de amor a través de los años y la distancia. Me hizo pensar en el inicio de Up: así de buena y emocionante y bonita es.
El amor como motor. Inspiración, chispa de vida. Estás muerto sin saberlo y entonces revives. Y creas. Y sigues creando y ya no hay quien te pare. También se puede crear a partir de la sonrisa. Lo olvidamos demasiado a menudo pero ésas son, creo, las cosas que más merecen la pena. Las que te dibujan una sonrisa.
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