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Shôninki. El arte del disimulo

"Atrapa el hilo y no sueltes."

Me gustan los ninjas. Usaban el disimulo para conseguir lo que querían. No eran superhéroes. Investigaban, intrigaban, actuaban. Batman no inventó nada. Los ninjas ya se mezclaban con las sombras, se fabricaban sus propias armas y utilizaban el entorno a su favor. Con discreción hasta la victoria.


Este libro es un privilegio. Recoge las enseñanzas secretas que durante generaciones sólo se transmitían entre clanes. Capítulos breves, apenas esbozos de técnicas y recomendaciones. Un ojo de cerradura para ver, o intuir, cómo actuaban estos guerreros fascinantes.

Soy fan especialmente de los títulos de los capítulos, tan evocadores: "Las enseñanzas de lobos y zorros", "Acceder a lugares elevados y a las profundidades", "Lo que hay que saber sobre los senderos de montaña desconocidos"... Y también fan de párrafos como éste:

Razonas como un principiante. Si quieres adquirir un cántaro grande y no piensas en otra cosa, no verás nada más que el cántaro. En cambio, yo me acomodo a las circunstancias. Robo muchas cosas pequeñas que oculto en mi manga. Tras revenderlas, me compro un cántaro grande. Es lo que denominamos la estrategia de ampliar la perspectiva.


Ampliar perspectivas, gran concepto. Supongo que no será casualidad que en mi viaje a Japón hace ya cinco años, mi lugar favorito fuese Nara, su antigua base de operaciones. Me gustan los ninjas, sí. Porque fluían y siempre ganaban.

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1 comentarios:

Fernando Bside dijo...

Esta claro que ese texto que has escogido para seleccionar es muy cierto. Pero es lo que hablas a menudo del fluir y dejarse llevar.

Y eso es... verdad.

¡Un besazu!

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