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Searching for Sugar Man

¿Sueñan los artistas con aplausos mecánicos? Crear para uno mismo está muy bien pero creo que, en el fondo, poco o mucho, todos deseamos alguien que lea nuestra obra, que la escuche, que la contemple. De lo contrario, crearíamos en la mente y seríamos felices. En cierto modo, el arte cobra sentido pleno cuando hay un público.


Casi nadie había oído hablar de Rodriguez hasta que se hizo este documental. Y creo que muchos, la mayoría, no conocíamos este documental hasta que no lo nominaron al Oscar. Así son las cosas. La cinta busca explicaciones: cómo puede ser que un artista que lo tenía todo a su favor (talento, buena voz, grandes productores...) quedase en el olvido y acabara desapareciendo sin más.

De telón de fondo, la música como sentimiento pero también como motor de revoluciones. Personales y sociales. Porque ahí está la ironía: Rodriguez no lo supo, pero su música fue el himno de la lucha contra el apartheid, en Sudáfrica. Será verdad que la música puede cambiar el mundo. El de cada uno de nosotros, al menos.


Searching for Sugar es una lección de humildad. Defiende la vida tranquila frente a las ambiciones. Emociona y sorprende. Es original en la forma. Tan bien rodado está y tan intrigado te mantiene durante los primeros 45 minutos, que a ratos olvidas que todo eso que estás viendo fue real, parece una película de suspense.

En definitiva: el documental se merece todos los premios que se está llevando. Se merece, también, que escuchemos a Rodriguez al fin, recompensa tardía pero justa. Sus canciones ya suenan a clásicos en mis listas de reproducción. Es la conexión instantánea de las cosas que merecen la pena.


I wonder how many times you've been had
And I wonder how many plans have gone bad
I wonder how many times you had sex
And I wonder do you know who'll be next
I wonder, I wonder, wonder I do

btemplates

2 comentarios:

Scout Finch dijo...

Si es que aún se me empañan los ojos de acordarme de algunas de las escenas del documental. Creo que es una de las películas más bonitas que he visto en mucho tiempo. Aparte de lo bien hecha que está, con esas dos partes, intrigante la primera y emocionante a más no poder la segunda, llega al corazón a todo aquel a quien le guste la música (y a todo aquel con un poco de sensibilidad, porque es mucho más que un documental musical).

Por no hablar de la humildad del músico, que realmente conmociona, o de cómo su música fue el revulsivo para apoyar la abolición del apartheid por parte de los propios afrikaans.

Una grandísima cinta.

Un abrazo!!!!

Alex Pler dijo...

No se podía explicar mejor que con tu comentario. Tendrían que haberlo vendido como película, no documental, y habría tenido una acogida aún mayor. Sorpresón.

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