Smiley. Una història d'amor
Me siento vacío cuando salgo del teatro. Eso le decía ayer a unos amigos, a punto de entrar todos al Espai Lliure para ver Smiley, de Guillem Clua. Y es que por buena que sea una obra, nunca me siento satisfecho; será que luego no puedo comprar el DVD, como en el cine. Ayer no fue así: salí del teatro completamente extasiado.
Hora y media de comedia romántica, con todos sus tópicos y giros inesperados. Los ingredientes: un guión preciso, lleno de frases mordaces, dos buenos actores y un escenario camaleónico: bar del Gaixample, piso compartido, aeropuerto. Mucha autocrítica del mundo gay y las redes sociales pero una misma búsqueda.
Una apuesta por el amor en mayúsculas, por el optimismo, por la magia, por las puertas abiertas, por las diferencias y el aprendizaje que conllevan. Todas esas cosas que Àlex y Bruno habían olvidado porque a veces parece más sencillo tirar la toalla. Cuando en realidad todo se reduce a sentir. Confiar en eso que sientes y actuar en consecuencia: llamar, escribir, sonreír. Y hacerlo a tiempo.
Hoy dan su última función, después de una exitosa andadura de cuatro meses por la Sala FlyHard y el Espai Lliure, agotando casi a diario. Por eso, estoy convencido de que pronto estarán en nuevas salas y llegará, por qué no, una versión en castellano. Así que si en el futuro tienes la oportunidad de verla, adelante. La química del sexo, la chispa y las carcajadas, las lágrimas se notaban desde la butaca. Te llenará.
EDIT: Me informan que la obra pasa al Club Capitol. Del 14/03 al 28/04.
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