Horoscopes can't forecast how we'll feel
Ya es el segundo día que te ocurre. Casi te crees la predicción del tiempo de tu móvil y te pierdes un soleado día de playa. Como si ese hombre del tiempo anónimo fuera un nuevo dios al que debes obedecer. Realmente es una predicción minuciosa, hora por hora, y estos días de vacaciones le gusta pintar nubes de más. Y hay nubes en el cielo, sí, pero no tantas como para ocultar el sol por completo.
Por suerte, las ganas de leer en la playa eran tan grandes, que a pesar de las nubes virtuales y de las nubes que veías desde el balcón, has ido a la playa. Y es que en la playa lees más y mejor. Sin interrupciones, sin mirar el móvil. Y sin que nadie te conozca. Esto te encanta, te rodean tantos ingleses, italianos, franceses, alemanes, holandeses... que es como estar de viaje.
Qué sonrisa más tonta cuando sales del metro y el sol ilumina las escaleras, como si se estuviera reservando para ese momento. No las tienes todas contigo a lo largo del paseo, ves a los turistas comiendo paella y helado, las gafas de colores de los top manta, y crees que no te dará tiempo a veranear, que para cuando llegues a la playa, se habrá ido el sol. Pero no. Sigue luciendo. En lo alto, entre las nubes. Colocas tu toalla, te das un chapuzón y retomas la lectura. Por ponerte en lo peor, casi te pierdes lo mejor.
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