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He doesn't look a thing like Jesus but more than you'll ever know

Hay un tipo de historias que no me gustan nada. Esas en plan "La Bella y la Bestia", donde la belleza está en el interior pero, qué curioso, al final el príncipe deja de ser un monstruo para convertirse en un apuesto joven que haga buena pareja con la apuesta princesa. Incluso cuando se le intenta dar la vuelta al argumento desde una perspectiva gamberra, como en "Shrek", siempre acabamos en las mismas: la princesa deja de ser una apuesta joven para convertirse en una ogra fea que haga buena pareja con el ogro feo. Si hay vampiros de por medio, estad convencidos de que al final la chica le pedirá al vampiro que la convierta o en su defecto buscarán una forma de humanizar al vampiro. Se diría que en la ficción no hay espacio para lo diferente.


Puede parecer una tontería, pero al fin y al cabo, son las historias de ficción las que moldean nuestra forma de pensar. Y es que ésa es la función original de los cuentos infantiles: enseñar valores y moral a los niños. Pero el pensamiento único me asusta. Por eso, como librero me encantaba tener en las estanterías libros infantiles que se salían de la norma. Tres Con Tango, por ejemplo, o "¡Sígueme! (Una historia de amor que no tiene nada de raro)", que mediante ilustraciones bellísimas narraba la relación amorosa entre un elefante y una hormiga. Y sí, al final del cuento el elefante seguía siendo un elefante y la hormiga, una hormiga. Porque es cierto que no eliges quién te impacta, pero tienes que apechugar con ello. No cambiará mágicamente para parecerse a ti como en los cuentos Disney.


Yo creo en el poder de la diferencia. Cada vez más. Aprender de esa diferencia, complementarse. Considero que los contrarios tienen muchas más cosas en común y pueden aportarse más el uno al otro que los iguales. No creo que sea casualidad que mi grupo favorito, Pet Shop Boys, se base precisamente en el choque entre dos personas tan diferentes: Neil Tennant (culto, educado, hablador, elegante, aficionado de la música clásica, escribe las letras) y Chris Lowe (fiestero, con cierto toque travieso, callado, ropas casual, aficionado a la música dance, compone la música). Llevan tocando juntos 25 años.

Che Guevara and Debussy to a disco beat. (Pet Shop Boys)

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5 comentarios:

Unknown dijo...

Por mucho que en los cuentos se empeñen, la verdad es que en la vida real, al final, te enamoras sin remedio, ya sea del prícipe azul, de la bestia encantada o de la malvada bruja...

Nuestro cuento no lo escribe nadie.

Alex Pler dijo...

Me ha encantado tu reflexión, Dani. ¡Bien dicho!

Lidia dijo...

¡Vive les différences!

Risas de fondo dijo...

Me ha gustado mucho esta entrada, que lo sepas

Alex Pler dijo...

Gracias! Y a mí me gusta que te haya gustado...

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