You want to go outside? Why, Rapunzel!
Viernes con sesión doble de cine. El destino o la casualidad han querido que acabase viendo dos películas sobre gente encerrada contra su voluntad. Una "Rapunzel" (me niego a llamarla Tangled/Enredados), la otra "Buried". Una princesa y un tío bueno, una torre muy elevada y un ataúd bajo tierra.
"Rapunzel" es un digno 50º cuento clásico de Disney. Lástima de canciones (forzadas y olvidables más allá de "Mother Knows Best" y "I've Got A Dream"), pero a cambio tenemos una historia con el encanto acartonado de antaño, divertidos secundarios (el camaleón Pascal y el caballo Maximus), el príncipe más guapo de toda la historia de la factoría Disney y un apartado artístico de excepción que aúna lo mejor de la animación tradicional y la animación 3D. Una delicia visual. Espero que repitan más esta técnica porque han acertado de pleno.
A destacar también cómo juegan a invertir los roles: esta vez es la princesa quien lleva la voz cantante (pero sin tener que demostrar lo feminista que es en cada escena, como le pasaba a Mulan; a Rapunzel le sale natural). La madrastra es tremenda, clásica villana Disney pero desatada y dramática como ella sola. Fan. Y además... ¿es la primera vez que se ve sangre tan explícita en una película Disney? En fin: no os la perdáis. (Y os confirmo que no hace falta que gastéis el dinero extra del 3D, mejor invertid la diferencia en un bote más grande de palomitas.)
Os reto a ver la película sin enamoraros de estos dos...
Y llego a casa encantado del cine y me pongo a ver con Hidroboy, mi compañero de piso, nada más y nada menos que "Buried", de la que procuré huir el año pasado porque me conozco. Pero cuando la he visto en su lista de Apple TV le he dicho convencidísimo: ésta, ésta. ¡Como si no me pusiera nervioso yo en el ascensor cuando tarda más de la cuenta o da alguna sacudida!
Hora y media de angustia ininterrumpida. Ryan Reynolds encerrado en un ataúd, a varios metros bajo la arena del desierto, sin más compañía que un mechero y un móvil al que se le agota la batería (y encima está configurado en árabe). El personaje chora contra la impasible burocracia mientras lucha por encontrar una salida o una explicación, oxígeno, algo. Y a cada rato piensas: ya no le puede pasar nada peor. Pues sí que puede, tú. La situación empeora y empeora y vuelve a empeorar, alcanzando cotas absurdas pero de una intensidad hipnótica.
No es una película que vaya a recomendar a nadie, porque el mal rato está garantizado, pero debo reconocer que me ha parecido excelente y cuando termina por un lado piensas que se te ha hecho eterna (y ésa es su intención), pero también te sorprendes de que haya sido tan amena una película con un único personaje y un escenario tan minúsculo. Tiene mérito.
Y así 95 minutos.
Moraleja del día: cuando te sientas atrapado, rescátate tú mismo. No esperes que los demás lo hagan por ti.
1 comentarios:
Me gusta mucho la moraleja :) Te la voy a plagiar, si no te importa :P
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