I will go to my own sweet bed tonight
Una cama es más, mucho más que un colchón, un somier, una almohada y una estructura de metal o madera. Una cama, en cierto modo, es el mapa de nuestra vida. Me ha costado encontrar una canción que hable de la cama como algo positivo. Me parece muy injusto, cuando lo cierto es que en ninguna vivienda podrías sentirte en casa sin una cama en la que tumbarte. Puede faltar cualquier otro mueble, pero nunca una cama.
Nacemos y morimos en una cama. Nos pasamos nuestros primeros meses en una cuna, que no deja de ser una cama en miniatura y amurallada, porque el mundo todavía es demasiado grande para que lo exploremos solos y libres. Ya de niños, en la cama nos sentimos seguros de la oscuridad, de los monstruos que acechan en el armario o bajo el colchón. Te cubres la cara con la sábana y te acurrucas convencido de que ahí estás a salvo. Lo estás. Nos pasamos la infancia esperando en la cama: esperando que venga el Ratoncito Pérez, que venga Papá Noel, que vengan los Reyes Magos, que lleguen por fin las vacaciones de verano. En la cama, desobedeces la orden de irte a dormir y, linterna en mano, lees tus primeros libros "de adulto". Más adelante, tumbado en la cama por las noches, te duelen las piernas y te cuesta dormir: tus huesos se alargan, estás creciendo, sin darte cuenta te haces mayor. Las peores pesadillas y los sueños más dulces ocurren ahí. Y las primeras pajas. Aprendemos lo que es la rutina también en la cama, al ritmo de los timbrazos de despertador.
Te pasas media vida soñando en tener una cama de matrimonio y, cuando por fin la tienes, te asusta descubrir que es tan enorme: ni siquiera puedes abarcarla con los brazos. Es demasiado grande y demasiado rígida y demasiado fría; pero te acostumbras, como a todo. En la cama, aprendes qué es el sexo. Aprendes a temblar con la caricia de otro, aprendes a gemir y susurrar "Te quiero". A veces esos "Te quiero" te salen del corazón, a veces no. La cama siempre es la mejor consejera: al día siguiente, la solución, la respuesta está esperándote ahí, bajo la almohada, en el sutil hueco que deja tu pijama al guardarlo día tras día. Por eso nos gusta tanto hacer planes en la cama. Sólo en la cama te desnudas. Te entregas más que en ningún otro lado. En la cama lloras algunos días, y bastantes noches. Perdido en tu cama puedes sentirte más solo que nunca, buscando una salida entre tantas sábanas. O puedes sonreír al empezar un nuevo día con otro rostro cómplice junto al tuyo.
Pero me lo he tomado bien. Tengo el colchón, tengo las sábanas, tengo el edredón, tengo el cojín, tengo incluso la mesilla y la lámpara que me iluminará cada noche cuando lea antes de acostarme. Lo tengo todo, sólo falta la estructura de cama. Que no deja de ser lo más vital, claro; todo lo demás sin esa estructura no tiene ningún sentido, son sólo piezas, pero es que las cosas buenas se hacen esperar. Precisamente porque son tan importantes, tienes que trabajártelas, con paciencia y tesón. Tienes que demostrar que son importantes para ti. No pueden llegarte el mismo día que las ves en la exposición/catálogo de Ikea. Eso sí, no negaré que ya tengo ganas de disfrutar este fin de semana de mi nueva cama.
2 comentarios:
COOOOOOOOOOOOOMO MOLAAA! >_< Yo también quiero que mi cama se azul! En serio, al nombrar el color, me han entrado unas ganas enormes de comentar que quiero una cama azul! >_<
A ver si algún día tengo mi propia cama :3 La pienso tunear que dará gusto! :3 Y sí! Será azul! Con un poco de negro xD
Yo tb fui a IKEA la semana pasada a por una mesa de escritorio para mi habitación y algunas lámparas...Ikea mola, sobre todo los perritos calientes del final.
Ahora estoy en ese momento de decidir cabecero sí, cabecero no. De momento paso, que bastante tengo yo con lo mio...jeje.
Ya contarás como se duerme "en azul".
Saludos.
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