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Tu vida en 65 minutos

¿Quieres mirar la lavadora conmigo?

Siguiendo la recomendación de un amigo de cuyo criterio me fío, me dispuse a ver esta película de María Ripoll, adaptación de una obra de teatro de Albert Espinosa. De ella, me gustó hace cosa de 12 o 13 años la película "Lluvia en los zapatos" y de él, tengo pendiente leerme el libro "Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo" (ya el título es fascinante, como el de "Tu vida en 65 minutos").

Me gusta esa sensación de incertidumbe y entusiasmo casi infantil al empezar a ver una película sin saber nada sobre ella: ni el argumento, ni la temática o el género, ni siquiera cómo es el póster. Sólo sabía que le gustaba a mi amigo y que en algún momento debía haber una escena de gente comiendo una paella junto al mar.


Esa mañana había estado hablando con una amiga de casualidades y señales, de esos indicios que se van enlazando mágicamente, como pequeños faros que te indican o te recuerdan que vas por buen camino. Es un tema que me fascina y al que ya le dediqué una entrada en el blog hace varias semanas. Pues bien: de eso mismo va "Tu vida en 65 minutos". De ir al funeral equivocado y conocer allí al amor de tu vida. De encuentros fortuitos, coincidencias, puntos en común en las vidas de gente que cree no conocerse, pequeñas mentiras que llevan a grandes verdades, equívocos y desgracias de las que acaban saliendo cosas buenas. Lo dice el protagonista, Dani: "Es lo que tienen las casualidades, que a veces significan más cosas". No habría sabido expresarlo mejor.

Pero como no podía ser de otra manera tratándose de una obra de Albert Espinosa, "Tu vida en 65 minutos" también trata de la muerte. Mejor dicho: de quitarnos de encima ese miedo a la muerte. De disfrutar cada instante y aprovechar cada oportunidad como si fueran los últimos, porque pueden ser los últimos. Así, la película es un canto a la vida, sin olvidar que la muerte es un paso más en esa vida, el único paso inevitable. Es bonito comprobar que, mientras unas vidas terminan, otras cobran sentido en esos funerales de la película.


 También es un canto a la amistad. Y una invitación a fijarse en esos detalles insignificantes que, de algún modo, le dan sentido a todo: el ciclo de la lavadora, un centro comercial, el póster de una película, un partido de futbol, una camiseta, el tren de lavado, las cosquillas de un amigo, las preguntas que no quieres contestar, anécdotas fascinantes y anécdotas que podrían haber sido verdad.

Esos 65 minutos del título me intrigaban incluso al acabar los títulos de crédito. ¿Se referían a lo que dura el ciclo de una lavadora? ¿Ocurría algo en el minuto 65 que se me pasó por alto? ¿Era sólo una licencia estilística, aprovechando la bella historia de las redacciones de 65 palabras? Pues no: resulta que la obra de teatro original duraba exactamente eso, 65 minutos, y aunque la película sea un poco más larga, mantuvieron el título porque sonaba mejor 65 que 85 minutos.


A una historia que te va enamorando escena a escena y unos diálogos brutales (de esos que te hacen apuntar una frase tras otra), se suman una puesta en escena muy de vídeoclip y publicidad, y sobre todo unos actores y unas actrices que parecen nacidos para esos papeles. Al apostar por caras poco conocidas (aunque muchos de ellos sí te sonarán si has visto series de TV3), la película gana en espontaneidad. Quizá habría actores más curtidos, con más tablas, pero ninguno como los que eligieron darían tanta vida y naturalidad a sus personajes. Entre Javier Pereira y Tamara Arias hay una química instantánea, sus sonrisas llenan la pantalla, pero es que todos están estupendos: Oriol Vila, Marc Rodríguez, Nuria Gago... Me enamoré del personaje de Irene Montalà, y eso que apenas la ves 3 minutos en la penumbra de un cine.

Y a destacar también, y sobre todo, la banda sonora. Una selección de canciones perfecta, todas muy de anuncio, sin ser eso malo: todo lo contrario. Se nota un esfuerzo por buscar la canción que reforzará cada escena y le dará el punto de emoción necesario (por letra, por melodía, por arreglos musicales). Hay cortes instrumentales, hay temas cantados, hay versiones de The Cure por parte de grupos poco conocidos... Yo ya estoy buscando el CD. El cover de "Por qué te vas" de Javier Álvarez me ha robado el alma.


Lánzate, por una vez. A ver qué pasa. 

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2 comentarios:

Ander dijo...

"Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo"...con ese título no pude evitar la tentación de comprarlo y me lo leí, hace algún tiempo, en un viaje en tren (iba a conocer en persona a alguien especial después de semanas de msn y teléfono, así que imagínate el cariño que le tengo a ese pequeño libro -al llegar se lo dejé para que lo leyera y aún lo conserva en su habitación-).

La peli me gustó mucho, la vi en el mismo cine que Azul oscuro casi negro y siempre que las veo en DVD, algún domingo tristón en casa, me traslado a BCN y a aquella "vida sin mí"...

Pelis, libros, canciones...la sal de la vida!

Saludos.

Alex Pler dijo...

Andrés, esta noche quería ver una película, y me has recordado una que tenía pendiente: "Azul oscuro casi negro". Gracias. Y "Mi vida sin mí" es una de mis películas favoritas, no sé si te referías a ella con la penúltima frase, pero mira.

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