Este blog se ha trasladado, buscando el nuevo blog...

Pages

2 comentarios

Anjali Banerjee - La librería de las nuevas oportunidades

"No huyas de la felicidad."

El cliente alucina. Has dado con el libro que buscaba, aunque sólo te había dado pistas vagas del argumento y algún color presente en la portada. Eso, o los gustos generales de la persona a quien habrá que regalar tu recomendación. Cuatro pistas y ves cómo el libro brilla en la estantería, un último ejemplar esperando a ese cliente.


Esta novela es un homenaje a eso. Al oficio de librero, entendido no como la persona que te señala en qué estantería se esconden los libros policíacos, sino librero como sinónimo de persona que encuentra libros, tu libro, el que buscabas a menudo sin saberlo. Es un oficio bonito, que cambia o serena vidas. La protagonista lo aprenderá sobre la marcha. Tiene el don, falta sacarlo a flote.

La librería de las nuevas oportunidades reivindica también los autores clásicos, su espacio en las buenas librerías. Pero el título hace referencia sobre todo a un volver a empezar íntimo. Después de una ruptura, de un divorcio. Cómo asusta el futuro. Cómo te encierras en tu egoísmo. Y cómo aprendes otra vez, poco a poco, con la ayuda de ese alguien especial, a compartir.


Regalazo el de mi amiga María. En la línea de la magia de la novela, por cierto: vi un ejemplar en una librería y una hora después, descubrí que ella me lo había comprado ya. Y quién mejor que ella para hacerme llegar este libro sobre tirar p'alante aunque no siempre te sientas a salvo. Arriesgar porque merece la pena.

4 comentarios

Talk talk talk

Tengo que decirte algo. Tu mejor amigo y tú os encerráis en el baño del instituto. Ha llegado el momento. Toca decírselo. Tragas saliva. Tendrás que confesar una verdad y admitir muchas mentiras, las que contabas cuando necesitabas compartir tu felicidad a cualquier precio. Pues verás, empiezas, resulta que Rosa se llama de otra manera. Adivinanzas. Que sea el otro el que le ponga nombre.


Tengo que decirte algo. Te sientes ridículo. Tu madre ya te lo preguntó hace tiempo, indirectamente, con la delicadeza de las madres, y le dijiste que no. Ahora toca decirle que sí. Pones un disco de música petarda, Sin With Sebastian, para que choque menos. Alargas la conversación con la esperanza de que las frases lleguen solas. Llegan al final, cuando te marchas. Resulta que no me gustan las chicas...

Tengo que decirte algo. Con tus compañeros de trabajo ya no puedes utilizar esa fórmula simplona. Ellos hablan de novias y tú, como si nada, con toda la naturalidad, apoyado en la máquina de bebidas, sueltas lo de "Ayer mi novio me regaló...". Serás la comidilla durante unos días, pero ya está hecho. Cuando conozcas a alguien, ahora y en cualquier momento de tu vida, tendrás que luchar contra lo que dan por sentado.


Tengo que decirte algo. Si es tu pareja, significa un banco en el parque y el principio del fin. Si es un amigo, a partir de ahora lo será aún más, así que brindad. Si es el chico al que todavía estás conociendo, la frase significa un abanico que se abre y dos sonrisas nuevas, un sofá, un televisor azul, baldosas firmes.

Somos el fruto de mil conversaciones. Ha habido tantas que la próxima también será bienvenida. Somos supervivientes, somos orgullo, somos herencia. Dicen que la crisis lo arrasará todo, que el mundo se acaba. Pues seamos felices. Se lo debemos a todos aquellos que se escondieron porque el amor todavía no podía decir su nombre. Nosotros tenemos la suerte de hablar. ¡Hablemos, digamos!

0 comentarios

Just keep bringing out the best in me

Dibujad a una persona bajo la lluvia. Eso nos pidió, hace unos meses, una chica mística durante una fiesta. Nos pusimos manos a la obra llenos de curiosidad. Yo dibujé a un chico que miraba sonriente a la lluvia, sin paraguas, los brazos abiertos, dándole la bienvenida a cada gota. Algo parecido a la foto.


Luego la chica nos explicó que ese dibujo representaba nuestra forma de enfrentarnos a la vida y de entregarnos a los demás, y analizó ciertos detalles para demostrarlo. La elección de la ropa y los complementos, la línea del suelo, la expresión de la cara. Pequeñas cosas que todos habíamos dibujado de forma distinta, adaptándolas a nuestra visión del mundo. La chica acertó en todo.

Son curiosos estos destellos del inconsciente. Tu forma de vestir te define, obvio. Es una declaración de intenciones, pero también lo son decisiones en apariencia aleatorias, como ese dibujo de alguien bajo la lluvia o incluso tu llavero. Haz la prueba. Mira qué llavero tienes ahora, piénsalo un poco y verás cómo describe perfectamente en qué punto te encuentras hoy.


Nos conocemos mejor que nadie pero qué fácil es perderse en el egoísmo. Qué tranquilidad encontrar a alguien que te haga de espejo. Alguien para remarcarte las virtudes, que te haga crecer. Un faro a quien decirle: "Me has cogido el punto". Es un proceso mutuo, porque a ti también te gusta adaptarte a su paso. Recordarle lo bueno, que se lo crea. Espejos que miran a espejos.

6 comentarios

Tourists

Quieres hacer un viaje. Coger un mapa, señalar un punto al azar y ponerte en marcha. Tienes los días, tienes el dinero, tienes la posible compañía. Sólo falta el  destino. Tampoco pides mucho, aceptarías repetir una ciudad que ya conoces, porque ahora todo te parece nuevo. Cualquier rincón servirá mientras tenga magia.


Es decir: callecitas empinadas por las que dejarse perder, rincones y fachadas que capturar con la cámara, un restaurante con un romántico reservado, vistas desde un mirador que tendremos que alcanzar escalando, plazas donde desayunar bollería recién hecha, fuentes perdidas y un paseo para bordear el mar o el río o la montaña.

Conversaciones y mucho tiempo compartido, porque en los viajes las horas parece más largas, o será que cunden más cuando damos pasos. Risas, dedos que señalan, el crujido del mapa desplegable y el móvil apagado, el hotel como refugio. Conocerse mejor explorando la ciudad, como en una secuela de Antes del amanecer.


Lo normal, vaya. Cerrar los ojos cuando el avión despegue y llegar. No contar el tiempo que queda para volver, olvidarse del calendario por tres días o un fin de semana. Disfrutar cada esquina, apoyarse en cada barandilla templada. Sí, este verano quieres hacer un viaje y que el azar te señale.

3 comentarios

Feel the magic

"You point, I'll drive."

"¿Cómo lo has hecho?" Me miras en el metro con cara de eso. No es incredulidad porque tenemos las entradas, lo has visto. Es curiosidad, quizá un punto de admiración y diversión. Como quien observa boquiabierto un truco de magia que no comprende, pero ya le gusta no entenderlo. No teníamos entradas y entonces llegaron dos pases VIP. La magia de la magia es que sorprenda.


Ya lo decían en la película Beginners. Hay quien cree que las cosas no funcionarán y hay quien cree en la magia. Es lo bueno de ser distintos, que nos complementamos. Me dices: "Yo tengo los pies en el suelo pero hazme volar, y volaré". Te respondo: "Pues yo vuelo, así que tendrás que recordarme que hay un suelo en el que aterrizar contigo".

La magia está en todas partes si estás dispuesto a creer en ella. Y aun así, alucinas. Puedes despertarte justo cuando recibes un mensaje de buenas noches / buenos días: tenías el móvil en silencio pero te has despertado. Puedes acercarte a la nevera de un amigo que tiene imanes con palabras, y coger al azar las palabras que, de algún modo, te llaman y elaborar con ellas un poema nuevo que siempre estuvo ahí.


Puedes decir que cierta imagen será la portada de tu libro. Que tendrás una casa en el Caribe con un porche y unas tumbonas. Puedes decir muchas cosas, escribirlas en un cuaderno, pero luego tendrás que ponerte en movimiento. El mago no deja la varita y el sombrero encima de la mesa. Los coge, los mueve, los utiliza a su favor. Esconde el truco pero hace que la magia sea posible.

7 comentarios

David Levithan - A de Amor

A de amor es la novela más bonita que he leído este 2012. En realidad no sé si es un novela. Podría ser un diario original, o el recopilatorio de muchas entradas de blog. El título inglés, The Lover's Dictionary lo describe bien: un romance en forma de diccionario. La idea es muy potente.


Cada "capítulo" consta de una palabra y la descripción que el narrador asocia a ella. Es un libro sincero, porque así es como se recuerdan las historias. No por orden cronológico, sino por esos instantes que las definen: los puntos de inflexión, las cosas pequeñas, las sensaciones, los darte cuenta, los pasos dados, las conversaciones sacadas de contexto, los miedos y las ganas, los olores.

Las entradas pueden ser de una frase o cuatro párrafos, y curiosamente las más cortas se intuyen las más significativas. Son como ventanas abiertas a un mundo del que vas uniendo puntos, levantando sábanas para conocer a sus dos habitantes. La cama convertida en universo. Imposible no emocionarse o sentirse identificado, un cosquilleo constante.


A modo de ejemplo, un par de las entradas más cortas y otra de las más largas:

Reproche
No me gusta que uses mi champú porque cuando lo haces tu pelo huele a mí, no a ti.

Voluminoso
Ya he pasado casi cinco mil horas dormido a tu lado. Eso tiene que significar algo.

Catalizador
Me sorprendió, aún me sorprende, que fueras tú quien lo dijera primero.
En cierto modo yo era un ingenuo que esperaba que esas dos palabras aparecieran en negrita con música de fondo. Pero, en cambio, el momento fue de lo más corriente. Había terminado la película y me levanté para apagar el televisor. No lo hice inmediatamente: habían pasado unos minutos desde que aparecieron los últimos títulos de crédito y seguíamos sentados en el sofá, tus piernas sobre las mías, tu mano rozando la mía. Por fin el vídeo terminó y la pantalla se quedó azul.
-Ya voy yo -dije.
Me dirigía hacia el aparato cuando dijiste:
-Te amo.
Nunca te lo pregunté, pero siempre me haré la misma pregunta. ¿Qué pasó en ese instante que te hizo ser consciente de ello? O, si ya lo sabías desde hacía tiempo, ¿qué te impulsó a decirlo precisamente entonces? Me encantó oírlo, me encantó tanto que con las prisas de decirte que también yo te amaba dejé la tele encendida, dejé que esa luz azul nos bañara un ratito más, y volví al sofá, a tu lado. Estuvimos un rato abrazados, sin saber muy bien qué pasaría entonces.


Creo que el mayor mérito del libro es que te invita a elaborar tu propio diccionario. Porque cada historia tiene uno y merece la pena recogerlo. Mientras escribía esta frase, me ha sonado en el móvil su melodía, la de Él, he sonreído y así he descubierto la primera entrada de la que me dejaría dejar constancia: Canción.

0 comentarios

Denton Wench - En la juventud está el placer

Que me regalen un libro es lo mejor. Pero si además alguien se arriesga con un libro poco conocido porque cree que encajará conmigo... eso ya no tiene precio. Éste me lo regaló el chico de las mil cámaras por mi cumpleaños y fue un repóker de aciertos: título, portada, argumento, vida del autor (gay e inválido a principios del siglo XX, casi nada); incluso la editorial, porque quiero empezar a coleccionarla


No es una novela de iniciación, o al menos no la típica. Orvil es un adolescente en el primer verano de su adolescencia, pero tiene poco de inexperto. Sus fantasías son las de un adulto. Enlaza experiencias reales con visiones, esas asociaciones de ideas extrañas que nunca reconocerías en público. Morbos que tú también has tenido, flashes de un instinto primario, previo a la humanidad o a la sociedad.

Tal es la precisión para los detalles de Denton Wench que más que recordar parece que esté viviéndolo todo al ritmo que lo escribe. Todas las imágenes, desde los destellos que arranca el sol a los pelos de una pierna, hasta una bandeja de pasteles, tienen una carga erótica importante. Una cámara de cine en perpetua erección.


Llega un día en el que asumes quién eres y aprendes que la única forma de sobrevivir es sonriendo. Contestando al mundo con tu sonrisa. Y En la juventud está el placer es un homenaje a eso. Al día que descubres tu fuerza, la rareza que te hace único, y ya no hay quien te pare. La sonrisa no es un escudo, es tu ariete.

2 comentarios

Ride my horse, break some bones

"Estoy cansada". Fueron las primeras palabras que Madonna dirigió ayer al público en su segundo concierto de Barcelona. Y en castellano, para que la entendiéramos todos. Luego ya volvió a ser ella: "Estoy cansada, estoy caliente". Pero había algo nuevo en esa sinceridad repentina, como cuando minutos después reconocía que no sería nada sin sus fans. Lo típico que se dice... si no eres Madonna.


Antes te conquistaba su imagen imperturbable, casi mística, pero ayer se desnudó. En todos los sentidos. Te invitaba a desmitificarla. Sí, sigue siendo esa virgen guerrera que invocan al principio del show pero también es la mujer de 53 años a quienes los corsés le aprietan ya.

Algo de esa Madonna humana se entreveía en I Fucked Up, bonus track del último disco donde reconoce su parte de culpa en el fracaso de su matrimonio. Así que se sentó y dijo que ése era su momento favorito de todo el concierto: sentarse. ¿Cómo no iba a estar cansada después de una hora moviéndose de un lado a otro para ofrecer uno de los mejores espectáculos de su carrera?

Saltos de la iglesia al infierno, matanzas en plan Tarantino, tamborileros voladores, equilibristas, cacerías caníbales, desfiles de moda ambigua, orgías pinchadiscos, viajes en tren, kame-hames... de todo y más hubo. Admitir los esfuerzos que todo eso le exigía, pararse a descansar y a beber agua, no le quitaba mérito. Al contrario.


Desmitificar es sano. Deberíamos hacerlo más, a diario, con todos y con todo. Porque no hay nada sagrado si Madonna también se cansa. No hay nadie por encima tuyo, nadie a quien adorar sobrenaturalmente. Desmitificar para querer más y mejor a la otra persona. Para reivindicarte. Entender que abrazas cuerpos, no ideas.

2 comentarios

Hysteria

Imaginas las risas nerviosas de los productores cuando llegó el proyecto a su mesa. Una comedia romántica sobre la invención del primer vibrador en pleno Londres victoriano... ¿Genialidad o catástrofe? Pues algo mejor que eso: una película honesta, hecha con gusto y mimo, tan fresca como previsible, única, más para todos los públicos de lo que esperabas, con puñetazos disfrazados de manos toconas.


Como ya ocurría con la subtrama sufragista de Mary Poppins, en Hysteria hay mucha más chicha de lo que parece a simple vista. Es más que una reivindicación feminista. Es abogar por la plena libertad sexual de todos nosotros, romper tabús, llamar a las cosas por su nombre. La denuncia de una sociedad que da la espalda a todo aquello que no entiende.

Sorprenden los actores: Hugh Dancy enamora en su lucha entre represión e instintos, Rupert Everett está irreconocible, muy a gusto encarnando a ese inventor canalla; por su parte, Maggie Gyllenhaal jamás había estado tan guapa, este personaje fuerte y femenino y guerrero y sexual y sensible parecía reservado para ella.


La revolución sexual. La verdadera: coger las riendas de tu propio cuerpo, conocer a fondo lo que lo excita, disfrutarlo plenamente. El buen sexo está para disfrutarlo. Es la base de una relación de pareja sana y una vida equilibrada. Cuando entiendes eso, cuando das con la fórmula o el instrumento o la persona, eres más feliz. Ir bien follado, que se dice, para que la sonrisa sea máxima. O para cantar ópera, incluso.

0 comentarios

Never win

Nunca ganaba al Scrabble. Siempre se me atravesaba una Q o me perdía tanto en buscar las mejores combinaciones que al final, para no perder el turno, tenía que conformarme con colocar deprisa y corriendo otras no tan buenas. Por poner algo, más que nada. Así que, aunque me gustaba, prefería otros juegos.


El otro día, durante una comida familiar, insistieron en jugar al Scrabble. Yo estaba tan feliz, había tenido una velada de cumpleaños tan buena la noche anterior, que acepté jugar. Sonreía. Será por eso que no me concentré en lograr las mejores jugadas. No necesitaba ganar, no tenía que demostrar nada colocando fichas, porque ya estoy en paz en muchas facetas de mi vida. Así que llegaba mi turno y ponía letras.

Pero curiosamente, se me ocurrían buenas palabras, ganaba muchos puntos, me llevaba el bonus por quedarme sin fichas. Estaba tan en racha que durante el turno de los demás jugadores, les ayudaba. Les animaba a reordenar sus letras para que obtuvieran más puntos, y me daban las gracias. Al final fue la partida en que más puntos nos llevamos todos. Y la primera que gané yo.


Me considero individualista. Pero me gusta pensar que defiendo un individualismo colectivo. No creo en los sacrificios abnegados, pienso que primero tienes que estar tú bien para ser capaz de ayudar a los demás. La partida de Scrabble me lo confirmó. Ser feliz y contagiárselo al resto. Así se aprende a ganar.

2 comentarios

Let's do the things we normally do

Te acomodas. Piensas que por haber brillado una vez ya brillas siempre, y no. Hay que trabajar para mantener eso que hizo que deslumbraras la primera vez. ¿Qué fue? Quizá no lo recuerdas, o nunca lo supiste. En realidad no era nada concreto. Eras tú en movimiento. No dejes de hacer cosas.


Ayer, por ejemplo, tenía que ir a una cena familiar. Tenía tiempo por delante, así que en vez de coger el metro, que era lo más fácil y más rápido, me desvié y fui dando un paseo por el centro de Barcelona, por esas calles que no quedan tan lejos de mis rutas habituales pero que no piso a menos que sea estrictamente necesario. En las ciudades ya pasa: tienes tus recorridos, y de ahí que no te saque nadie.

Paseando, recordé ese edificio modernista que hace esquina y que a mí me gusta tanto aunque ni siquiera tenga nombre. Vi tiendas nuevas, puertas abiertas que daban a patios tan bonitos que costaba ubicarlos en mi ciudad. Descubrí personas que me inspiraron historias, nuevos capítulos. Un parque que siempre estuvo allí. Y la Sagrada Familia, otra vez.


No hice fotos porque tampoco era tan importante. Se trataba de lo que me aportaban esas imágenes. Cené y repetí el paseo a la inversa, por otras aceras y atajos. Intuí tu casa a lo lejos, en lo alto. Me creí perdido pero en realidad estaba al lado de mi casa, en una zona donde las calles cambian de nombre.

Llegué a casa y escribí mucho y seguí leyendo ese buen libro que me regaló el chico de la cámara y escuché un disco nuevo y pensé que merece la pena estar en movimiento, aunque sea con cosas pequeñas, porque la propia inercia te lleva hacia adelante, hacia el siguiente objetivo y sin darte cuenta luces una sonrisa muy ancha, y la espera se hace más corta porque piensas menos y disfrutas más.

Hoy daré otro paseo.

0 comentarios

Hot Chip - In Our Heads

"Look at where we are
Remember where we started"

In Our Heads es un disco de celebración. Porque no es frívolo celebrar las cosas conseguidas. Pequeños objetivos antes que grandes metas. Con unas letras que conquistan por su desnudez, el cantante, Alexis Taylor, desgrana la felicidad de su actual día a día: un corazón que vuelve a latir y otro cuerpo en la cama.


Después de cinco discos, los de Hot Chip redondean su fórmula de emoción bailable. Ya en Motion Sickness te arrastran a su batidora de influencias. No sabes si estás en una disco de los setenta, en los ochenta más electrónicos o en un revival noventero, pero bailas con ganas. Tienes una misión: contarle al mundo que sonríes.

Hay amor, hay baile y también hay sexo del bueno, claro, como en ese final épico de Don't Deny Your Heart: gemidos orgásmicos encima de una base bien cargada de bongos y sintetizadores y guitarras. Incluso hay espacio para un par de baladas. Look At Where We Are es un homenaje a los caminos recorridos: qué fácil parece todo una vez coronas la cima y qué bien sienta respirar ese aire elevado.


Paso a paso, llegas a ese punto en el que hasta títulos a priori nada luminosos como These Chains te dan pie a escribir canciones eufóricas, de las de poner las manos en alto en plena fiesta playera. Casi chill-out termina la preciosa Let Me Be Him, pero antes hay siete minutos de crecimiento y éxtasis: una intro acapella, con pajaritos, a la que poco a poco se van sumando cajas de ritmos y coros. Puro himno.

El tema clave del disco sin duda es How Do You Do?. Te atrapa por su sinceridad y, antes que te des cuenta, brincas por tu habitación al dictado de Hot Chip. Y es que ese bajo es irresistible. El bajo y cada explosión post-estribillo. ¿Cómo lo hace? No lo sabes, pero te ha conquistado. Estás vivo y bailas. Será que a la quinta va la vencida.


"A heart is not for breaking
It’s for beating out all the life it needs to beat again 
How do you do it? 
You make me wanna live again"

0 comentarios

Hold the rush of a life

"No se pueden apuntalar las nubes."
(Alain)

Eres un coleccionista de momentos. Siempre pensando en la siguiente adquisición, preocupado por ese futuro que sientes que te pertenece, valorando las posibilidades y los caminos que te llevarán a él, los senderos a evitar. Tan obsesionado por el calendario que te olvidas de disfrutar de lo que ya tienes ahora.


Nunca satisfecho porque ningún día que vivas será ese mañana que ansías. Siempre te pondrás nuevos objetivos. Como si hoy no fuera suficiente porque puede dejar de ir tan bien. Pero hoy es todo lo que has logrado, lo único tangible. Lo que está en pie. Una sonrisa ahora es mejor que una hipotética sonrisa en el futuro. Y ahora hay sonrisas, así que únete a ellas, empápate de ellas, acéptalas, bésalas.

Y la perspectiva, recuérdala. Hace dos meses y medio, estabas tan lleno de dudas que no te veías capaz de llegar hasta aquí. Y sin embargo, has llegado. No lo veías, pero era un camino en línea recta. Tan fácil como caminar. Pasos largos o pasos cortos, lo bonito es que con todos avanzas: de un momento al siguiente, de un paraíso en la cama a un mirador nocturno. De ayer a ahora. Así ocurre siempre.


Eres un coleccionista de momentos. Tienes esa suerte. Puedes decir que estás viviendo una historia. Escribiéndola. Llenándola de momentos. Todavía no sabes qué pondrás en las próximas páginas, pero la página actual tiene tantas mariposas que ya es la mejor historia del mundo. Es tuya y la compartes. Ahora eres feliz, sonríamos.

0 comentarios

Maps

De qué sirven los mapas. Antes no los utilizabas, no dependías de la aplicación Google Maps en tu smartphone. Cuatro garabatos te bastaban para orientarte. Explorabas las calles porque las calles son eso: exploración, girar esquinas, cambiar de acera, descubrir fachadas y portales que siempre estuvieron ahí pero son nuevos.


Es divertido Japón, allí los mapas no los hacen a escala. Se saltan barrios enteros si consideran que en ellos no hay nada y además las calles no tienen nombre. Superado el susto, vuelves a confiar en tu intuición. Usas puntos de referencia: esa tienda de la esquina, el parque, el hotel alto. Si lo piensas bien, así es como te has orientado siempre en tu ciudad.

Vas caminando y decides acercarte a una callecita cualquiera que nadie situaría en el mapa. Pero tiene banderolas y un bar cuyo cartel es un timón y un portal con piedras y el mar al fondo. Rincones que son tuyos, o que haces tuyos, porque en el fondo sabes que no eres el primero que les ha hecho fotos. Pero te estaban esperando. Dejar la guía a un lado y tener la valentía de perderte.


Viajando sin mapa te sientes un poco como Indiana Jones. Mi sueño de infancia: explorar, descubrir. Encontrar lo que no sabía que buscaba y, aún así, lo buscaba fervientemente, por eso me puse en movimiento. Algo sentía que faltaba. Esa pieza. Sí, fui a una zona de Barcelona que no piso nunca, y sin saberlo, desenterré un tesoro. De qué sirven los mapas cuando fue la casualidad lo que te trajo hasta aquí.

2 comentarios

Smile because you're the deer in the headlights

Que te hicieran fotos. Antes no te gustaba. "¿Para qué?", decías. Salías al final siempre con el gesto torcido, o los ojos cerrados, o ausente. No querías estar en esa foto porque no te creías digno de ser retratado. Cada foto era el testimonio de una época en la que no estabas a gusto contigo mismo.


Aprendiste luego, tras muchas caídas, que una sonrisa lo arregla todo. Una sonrisa sincera. Esas que no se limitan a un movimiento de labios, en ellas participa todo el cuerpo, el alma desbordada por transmitir lo feliz que eres. Te gustas y gustas. Es así. Empezó a parecerte un halago que alguien quisiera fotografiarte. Has cambiado, eso crees al menos, y está bien que ese cambio quede reflejado en fotos.

Pero aún finges modestia, claro. Nos han enseñado a fingirla. Parece que cuando alguien te lanza un piropo tienes que hacer inventario de defectos: "Sí, pero ojalá perdiera unos kilillos. Pero ayer me encontré una cana. Pero no tendría que haberme puesto esa camiseta vieja". Siempre hay un pero. Si un piropo es sincero hay que dar las gracias. Alguien te ha visto como deberías verte tú también en el espejo.


Ahora has conocido a un chico que se pasa de modesto: incluso se incomoda cuando le dices guapo.  Prefiere ser él quien hace las fotos, quizá use el objetivo como escudo. Intuyes que para él, como para ti años atrás, resulta inconcebible que esos "guapo" puedan ser sinceros. Pero tú insistes. Qué guapo con esa camisa, le dices, qué guapo con la cámara haciendo fotos.

Y él arruga la nariz. En el fondo le divierte tu insistencia. Y te gustaría saber de fotografía, ser capaz de retratarle como tú le ves, que para eso están los artistas, para capturar su visión del mundo y que los demás puedan verse a través de los ojos del otro. Pero no sabes de fotografía, así que sólo lo escribes. Sí, qué guapo está cuando entra por tu puerta y, tímido, mira un momento al techo.

3 comentarios

Islands

Año a año, visitas islas. Eres un barco cruzando un archipiélago. Navegas no a la deriva, sino con un rumbo, aunque no siempre sea fijo ni obvio. Lo bueno de la vida son sus sorpresas, los mapas no sirven. Quieres ir a la isla de al lado y el viento o los remos o la corriente te llevan a otra que estaba un poquito más allá. Es la que te tocaba explorar ahora para seguir creciendo.


Atrás quedaron las islas de los caníbales, la de los hombres que no amaban a las mujeres, la del niño que no salía, la de los ojos llorosos, la de Santi y Rubén, la del primer beso, la del beso número 500, la del viaje a Japón y las de muchos otros viajes: Londres, Copenhaguen, Amsterdam, Berlín, Madrid, Elche...

La isla de los domingos en Arena, la del primer concierto de Madonna, la de tu abuela llevándote al cine Verdi a ver una película en versión original, la del chico que te regalaba cómics, la de las partidas al HeroQuest y al Risk hasta altas horas de la madrugada, la de tu madre trabajando de sol a sol pero dejándote siempre una Pantera Rosa en la mochila...


Todavía distingues en el horizonte la silueta de muchas islas, la de aquel verano en Granada, por ejemplo, pero también la isla del chico del piercing y la camiseta roja con quien navegarías durante los siguientes siete años, la isla de Lost y la de Evangelion, cuando corrías con tus amigos por Paseo San Juan porque entonces tu paraíso era Norma Cómics.

La isla del primer Final Fantasy, la de San Juan en la playa, la de tu cuento dramatizado por un grupo de teatro, la de ese cosquilleo al leer La historia interminable, el primero de muchos libros, y la del año en que aprendiste a fluir y a dar las gracias por todas las cosas buenas. Estuvo muy bien visitar esas 29 islas anteriores, aprendiste mucho en ellas. Pero ahora el barco atraca en una isla nueva y misteriosa.


Aquí hay sol, hay árboles, hay nubes, hay amigos que te reciben con cócteles diversos y abrazos que confortan. Hay un trabajo que te llena y que da para ir tirando, para pagar ese piso en la parte tranquila de tu barrio favorito. Hay viajes y hay conciertos que todavía no sabes, ya llegarán. Cada semana, disfrutas de la compañía de un chico que te hace más feliz de lo que por ahora te has atrevido a decirle. Aprendes nuevas recetas. Tienes un libro a puntísimo de nacer. Sí, todavía tienes que explorarla a fondo, pero parece bonita esta isla, la de los 30.

5 comentarios

Entrance at Rudebrook


"Escucha esto"... La magia de esta frase. Alguien quiere compartir contigo una canción y la escuchas con curiosidad, con un temblor, intuyendo ya que es un momento decisivo: esa canción pasará a formar parte de tu historia. La vida es una sucesión de canciones. Las que te recomiendan y las que descubres por tu cuenta.


Vives, aprendes, creces, tus gustos se amplían. Pero algunas canciones te acompañarán siempre. Te hacen recordar, llorar, sonreír, les aplicas nuevos recuerdos. Los mensajes cambian, es curioso: las escribieron hace mucho tiempo pero siempre hablan de ahora. Es magia. La música es magia. Y conviene compartirla.

Sí, hoy toca un resumen de mi vida y mis (casi) 30 años a través de 13 discos y 30 canciones fundamentales.

El primer disco que recuerdas. Mi infancia, mis viajes por Europa. Siempre supe que acabaría sintiendo La fuerza del destino, aquello de "Dos cines y un par de conciertos...".

Las ganas de sentirte integrado, las primeras fascinaciones, la furia, la lucha. La adolescencia, en definitiva, y siempre hay un disco que la resume. "But I'm not whining, I'm still smiling".

Hay grupos a los que siempre guardarás especial cariño porque con su música te abrieron la puerta a un mundo que llegaste a creer que no existía. Aqua me dijo: ven.

Cierras la puerta de tu habitación, te acurrucas en la cama y, abrazado a la almohada, te preguntas si alguna vez sentirás algo más que sueños. Hay discos que se tienen que escuchar así.

El primer disco "serio". Todos tenemos uno. Al principio tampoco le haces mucho caso, te gustan tres o cuatro canciones, las demás son demasiado raras. Pero el disco no te suelta, aparece en tu vida una y otra vez, siempre oportuno. Y sin saber cómo, se convierte en tu favorito. Tu religión.

Es curioso, descubres un disco gracias a tu primer amor y acabas asociando sus canciones a todos los que llegan después. Será que las estrellas siempre indican el camino.

Cuando por fin comprendes lo que eres, o más que comprenderlo, lo asumes con toda su magnitud, lo abrazas, lo disfrutas. Y bailas. Sigues bailando para que otros chicos neoyorkinos bailen contigo.

El primer disco que te compras a ciegas. Porque te gusta la portada, porque algo en él dice: "cómprame". Y lo pones sin parar, te fuerzas a que te guste, porque intuyes que así, por fin, entenderás de música.

Ese disco que asocias a una de las mejores épocas de tu vida. Cuando sonreías sin darte cuenta. Además, en el descaro colorista de MIKA hay algo de bandera. Ser uno mismo siempre.

A veces un cantante significa tanto que tienes que quedarte con todas sus canciones. Lover of Life, Singer of Songs. Qué bonito que te recuerden así.

Demasiado pronto, llegó este disco. O quizá no. Quizá tenía que estar ya ahí para que Brandon me cogiera en brazos desde el primer momento. Sus grititos en el oído.

A veces un disco, sobre todo una canción concreta, Invasión, habla de ti. Otros dicen que es triste pero a ti no te lo parece. No sabes muy bien de qué trata pero de algún modo la comprendes como si te hubiera salido de dentro.

Un año como 2012, que empieza con este disco, tiene que ser un buen año. Tantas páginas escritas y tantos sentimientos descubiertos. Seguiremos explorando los océanos.

Alejandro Sanz - No Es Lo Mismo
7 años que empezaron con esta canción. No fue lo mismo, no.

Andrea Corr - State of Independence
¿Depender de la independencia?

BWO - Chariots of Fire
It's a brand new day, things will go my way... Filosofía de vida.

Céline Dion - A New Day Has Come (Radio Remix)
De noche parece mentira, pero el sol siempre vuelve a salir.

David Bowie - Sound And Vision
Las preguntas fundamentales.

Dido - Everything To Lose
Ya lo entendí, se trataba de hacerte tan fuerte que puedes saltar al vacío.

El Pescao - Buscando El Sol
Happy Thank You More Please.

Empire of the Sun - We Are The People
Londres. Y de repente, el último verano.

Fangoria - Hombres
Malditos los hombres, suerte de los hombres.

FM Belfast - Par Avion
Quién me iba a decir que acabaría deseando una casa en el Caribe...

Gloria Estefan - Don't Let This Moment End
Cuando alguien me abraza, siempre me acuerdo de esta canción.

Julie Delpy - Time To Wake Up
Dejar ir. Lección imprescindible.

Lady Gaga - The Edge of Glory
Mi 2011 suena así.

Rihanna - We Found Love
Y no me canso, ya lo ves.

Rufus Wainwright - Out of the Game
Granada y sus profecías.

Saint Etienne - A Good Thing
Las cosas buenas. Ahora ya sé disfrutarlas.

Whitney Houston - It's Not Right But It's Okay (Thunderpuss Remix)
"Tienes que pensar en ti", me dijo el mismo amigo que me descubrió esta canción.

0 comentarios

Javier Cánaves - Limpieza y absorción

No sé hablar de poesía. Escribirla tampoco. Por eso admiro tanto a quienes la escriben. No suelo comprarla pero, de vez en cuando, algún libro de poesía salta a mis manos, como una libélula roja contra el pecho. Y le doy la bienvenida, porque a las cosas que te saltan encima hay que decirles hola con una sonrisa.


Limpieza y absorción es un pequeño poemario sobre el amor, la escritura, la vida en una ciudad, las piscinas azules, las guerras diarias. La monotonía y las cosas que la rompen. Dicho así parece poca cosa. Y en la mesa de la librería, verás que el libro es pequeño, diminuto incluso. Pero algo tiene que te hace cogerlo.

"¿Por qué las modelos nunca se acuestan con poetas?", pregunta la contraportada. Se ofrecen cuatro respuestas posibles y a ti se te ocurren muchas otras. También se te ocurren argumentos con los que rebatir la frase. Compras el libro, en cualquier caso. Para que te inspire, para que te remueva por dentro. Y lo hace. Le has dicho hola y él te ha abrazado. Es un buen libro de poemas, sí.


ESTE DESEQUILIBRIO

El escritor es una mezcla
de detective y médium.
Trabaja con mapas, voces y sospechas.
En las encrucijadas da lo mejor de sí.
Por eso las alienta. Vive solo,
aunque su casa esté tomada
por decenas de familiares.
Entiende mejor lo de afuera que lo de adentro.
Este desequilibrio es la literatura.
De la ventana a la mesa de trabajo.
El vértigo surge antes o después,
jamás durante. Durante es la magia,
la intuición. El escritor ama mejor
en las palabras que en los hechos.
Nunca escribe auténticas frases de amor.
Le gustan las nubes, las paradas de taxi.
Conoce la trampa y se burla de ella.
No sabe de qué otra forma defenderse del miedo.