Enrique Vila-Matas - Aire de Dylan
"Yo nunca trato de regresar,
sino que intento encontrar una casa en el camino."
Cómo es la vida. Juras y perjuras que no volverás a hacer algo, "A Dios pongo por testigo...", y la vida te sorprende, te cruza caminos y tienes que tomarlos. Avanzar es hacer lo que creías que no harías ya. El narrador de esta novela, por ejemplo, se había prometido no escribir más y entonces se tropezó con una historia fascinante.
La historia de Vilnius, doble del joven Bob Dylan, obsesionado con el fracaso y perseguido por el fantasma de su padre. El narrador se ve empujado a escribir sobre él y sus fallidos intentos por fracasar. Y así descubre que al final todo era fácil. No se trataba de renunciar a lo que no iba bien, sino de cambiar el enfoque.
A veces una frase sirve de motor de muchas cosas. A Vilnius le pone en movimiento una frase, no por romanticona menos certera: "Cuando oscurece, siempre necesitamos a alguien". Buscando su autoría, encontrará de rebote el amor y un objetivo en su vida más allá del fracaso. Y es que nunca encuentras lo que buscabas, sino lo que está justo al lado, más interesante por inesperado.
Novela policíaca, historia de fantasmas con tintes de Hamlet, parodia de las performances post-modernas, autobiografía apócrifa... Es muchas cosas, pero sobre todo Aire de Dylan es una búsqueda. La de uno mismo. Porque para eso investigamos, vamos al teatro, leemos, nos enamoramos o nos miramos al espejo. Para reconocernos en los ojos de otro.
En qué piensas, me preguntó mi mujer. Bueno, reaccioné muy rápido, pienso en que hay escritores que se preocupan por cambiar de temas y no repetirse y se atormentan con eso y hasta para cambiar están dispuestos a convertirse en camioneros cuando en realidad es todo más sencillo, basta ver mi caso: me ha sido suficiente con cambiar de barrio para encontrar otros temas.
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