Christian Bobin - Un simple vestido de fiesta (I)
"El principio y el fin se nos dan juntos,
sólo lo vemos después."
sólo lo vemos después."
Hace justo un mes fuiste por segunda vez a Tipos Infames. Te gusta esta librería. Está en Madrid, en el barrio de Malasaña, o muy cerquita, porque los barrios en Madrid son tan pequeños que si vienes de fuera no sabes distinguirlos. No es como Barcelona, que cada barrio parece separado de los demás por una zanja. Te gusta Tipos Infames porque sólo venden libros buenos (o buenos libros, que no sabes si es lo mismo). Los venden chicos con gafas de pasta y barba de dos días, chicos todo sonrisa con los que te gustaría sentarte a hablar en esas mesas que tienen repartidas entre estanterías. Tomarte un vino con ellos, hablar de cosas (algunas interesantes) y saber sorbo a sorbo que podrías casarte con ellos, pero saber también que no lo harás. Te gusta Tipos Infames porque tienes el arte literalmente a tus pies y en el mostrador exponen, tan destacado que es imposible no verlo, este libro: Un simple vestido de fiesta.
La portada te llama, se diría que el libro lleva tu nombre escrito, como una bala que te atraviesa. Lo coges, tiene un agradable tacto rugoso. Días después descubrirás que esta editorial (Árdora) lanza todos sus libros con este mismo diseño de portada, sólo varían los colores según el libro. Pero ahora éste te parece perfecto. Perfecto como el título. Perfecto como el texto de la contraportada:
Para qué sirve leer. Para nada o casi. Es como amar, como jugar. Es como rezar. Los libros son rosarios de tinta negra, cada cuenta rodando entre los dedos, palabra tras palabras.
Tienes que leerlo, y lo haces, claro, pero días después, exactamente treinta y un días después, en el momento justo, porque es tu primer libro del año, y en la última página habla de los Reyes Magos ("Con el final del amor, aparecen los reyes magos: la melancolía, el silencio y la dicha."): sí, la magia existe y para demostrarlo el calendario marca que es 6 de Enero. Ya no el de 2011. Hoy es 6 de Enero de 2012. Los primeros días de Enero te cuesta aceptar que ya estás en un nuevo año. Acostumbrarte a escribir bien la fecha (sobre todo escribir bien el año) durante esos primeros días se parece un poco a viajar al futuro. Tu futuro.
Precisamente de futuro habla Un simple vestido de fiesta. De ese futuro que se abre después de cerrar un libro, cada libro, todos los buenos libros que venden en buenas librerías como Tipos Infames. Antes de leer tienes una vida, pero lees y la olvidas porque respirando en sus páginas disfrutas de unos personajes que ahora son tus únicos vecinos, maestros, compañeros, cierras el libro y tu vida es otra. Se podría decir que leyendo has aprendido. Leer es aprender y por tanto es vivir. Sí que sirve leer, porque no hacerlo sería morir. Leer en cambio es sentir vértigo ante cada nueva palabra.
Christian Bobin te habla de sus lecturas (y de las reflexiones que éstas le evocan) a lo largo de diez relatos, diez entradas de diario, diez críticas muy libres, diez poemas para releer a diario, casi al azar. Christian Bobin crea ficciones de prosa limpia a partir de las ficciones de otros. Te invita a hacerlo también tú porque defiende que "El que lee es el autor de lo que lee". Y quizá sea verdad, quizá por eso tenemos todos gustos tan distintos: te limitas a disfrutar los libros que te gustaría escribir, porque leyéndolos los has escrito.
Gracias a Bobin por escribir esta maravilla, gracias a Ediciones Árdora por publicarla y gracias a Tipos Infames por exponerla. Melancolía, silencio, dicha.
2 comentarios:
Tengo muchísimas ganas de irme una tarde tonta a Tipos Infames, pedir un vinito y sentame a leer tranquilamente, disfrutando de la tarde. Me parece un planazo.
Aprovecha tú que eres de Madrid y puedes disfrutar de este planazo. Yo me conformo con dejarme caer en cada una de mis visitas a la capital, aprovechando además que adoro absolutamente Malasaña, es mi barrio favorito ^___^
Y la verdad es que ya sé en qué librería presentaré mi novela...
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