Adiós, Mujeres Desesperadas
"Even the most desperate life is oh so wonderful."
Parece un sitio perfecto para vivir. Su nombre sale flotando de la boca de la agente inmobiliaria como el humo de una taza de café: Wisteria Lane. Con sus casitas de colores pastel, todas bien alineadas a lado y lado de una calle por la que apenas pasan coches. Quieres vivir ahí, entre vecinos que te saludarán desde la distancia cuando saquen al perro, jardines con el césped perfectamente cortado, periódicos que se repartirán solos y pan recién hecho siempre en el horno.
Wisteria Lane, sí. Ese lugar ideal para esconder secretos o compartirlos. Correrás de buena mañana, organizarás una partida de póker con tus amigas, montarás un grupo de música o un restaurante italiano, conocerás al hombre de tu vida mientras te quedas desnuda fuera de casa, obsequiarás con tus propias madalenas a los nuevos vecinos. Porque todo es posible en esa zona residencial. Todo, incluso volver a empezar. De eso trataba Mujeres Desesperadas, en definitiva: de nuevas oportunidades. Las que damos y las que nos dan. Las que encontramos por el camino, las que sudamos por conseguir.
Muchas personas volvieron a empezar allí, pero sobre todo lo hicieron sus mejores vecinas: Susan, Lynette, Gabrielle y Bree. Una y otra vez, siempre levantaron cabeza cuando todo se les había ido de las manos, confiaron en las manos amigas y las sonrisas de desconocidos, aprendieron a amar bien y a volver a enamorarse, descubrieron sus vocaciones, se ayudaron unas a otras. Anoche las despedí para siempre. Cuesta creer que ya no me reiré con las torpezas de Susan, ya no sentiré cariño por la sonrisa impertérrita de Bree, ya no sufriré con la incapacidad de Lynette por pasar página, ya no me quejaré de la superficialidad de Gabrielle. Tampoco aplaudiré ya con las frases tajantes de Reneé o Edie, ni lloraré más con Karen McCluskey.
Desde Lost no esperaba tanto el final de una serie. Lo de esperar es un decir porque con las series pasa como con los buenos libros: de repente te das cuenta de que quedan 3 capítulos para el final y las ganas de conocer el desenlace se mezclan con la tristeza prematura. Tendrás que despedirte de esos personajes con los que has vivido tanto. Las audiencias, los contratos, el desgaste: factores externos que conducen a esa despedida. Y querrías demorarlo, pero ahí está la fecha en la app con el calendario de series. Afortunadamente, al igual que el de Lost, el final de Desperate Housewives estuvo a la altura. Se volvió a la comedia de las primeras temporadas, se cerraron todas las historias importantes, hubo de todo y más (juicio, boda, parto, muerte...), el sabor a despedida se mezcló con el de celebración.
Echas la vista atrás y te entra vértigo al comprobar cuánto han cambiado ellas cuatro, ya no sólo físicamente: han crecido, y no es que fueran unas niñas cuando empezaron. De todo se aprende, todo te moldea, y al final tiene sentido. Incluso la vida más desesperada es maravillosa, nos recuerda Mary Alice. Disfrutemos, pues, volviendo a empezar tras cada caída, siempre encontraremos una casa en las afueras y alguien con quien compartirla. Gracias, mujeres desesperadas.
7 comentarios:
Yo estaba igual, desde el final de Lost no espera un final de esta forma!! El final ha estado sin duda a la altura y ellas ya forman parte de la cultura pop de principios del s.XXI. Larga vida a las Desesperadas!!
y por cierto, me resultará extraño ya no escribirte cada lunes noche el mismo tweet, "qué te ha parecido?" ;)
Yo también lo echaré de menos jajajaja. A ver si me engancho a GIRLS y me preguntas por ésa ;)
Yo echaré de menos la voz de Mary Alice Young. Esas reflexiones al final de un capítulo para demostrar lo humanos que somos todos y lo maravillosa y miserable que puede llegar a ser esa misma condición humana. Me encantaban todas ellas por razones diferentes y me encantó ver el último megacapítulo con alguien que había seguido el devenir de Wisteria Lane desde el principio como yo ;)
En mis checkins de Miso casi siempre destacaba alguna de las frases de Mary Alice. Sintetizaba no sólo el capítulo sino toda una lección de vida. Habría sido un puntazo que la última frase la hubiera pronunciado moviendo los labios y mirando a cámara, la última complicidad con los espectadores.
Gracias (suspiro ahogado). We'll miss u girls.
Como tenían tantos parones todavía no las echo de menos...
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