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Gang Bang (Obert fins a l'hora de l'Àngelus)

El mundo ha acabado. Es terrible no tener nunca suficiente.

La polémica vende. Y polémica es lo que han buscado con esta obra. Desde el propio título hasta la ambientación: situar la acción durante la visita del Papa a Barcelona. Las malas lenguas dicen que incluso el famoso incidente en que dos espontáneos interrumpieron una de las primeras funciones al grito de "¡Viva Cristo Rey!" fue un montaje para compensar las malas críticas del estreno. No me extrañaría: ya es casualidad que esas personas irrumpieran justo el día que estaban allí las cámaras de BTV y que además pudieran salir sin ser identificados de una sala cuyo pasillo es tan largo como estrecho y te obliga a pasar junto a numerosos miembros del personal del teatro. Pero en fin, no nos vamos a caer ahora de un guindo, ¿verdad?


Lo triste es que, por lo general, estas polémicas se hacen cuando no hay nada más que ofrecer. El mensaje es tan vacío que hay que ponerle un envoltorio que dé que hablar. Un ejemplo reciente: Lady Gaga y su refrito "Judas". Y digo que lo de "Gang Bang" es triste porque detrás de tanta polémica, detrás de todas esas escenas escatológicas, lluvias doradas, actores en calzoncillos, slings, puños, cadenas, chistes sobre la Iglesia y demás intentos de transgresión, se esconde una buena historia. La polémica la lastra. La polémica y la pretenciosidad: demasiados personajes, demasiadas líneas de acción simultáneas, demasiadas tintas cargadas contra demasiados frentes.

Le quitas todo eso, y te queda la emocionante historia de unas personas atrapadas en la oscuridad de un local llamado "La Luz". Allí, esperan furiosamente un último tren que les saque de una vida que no les gusta. Todos acumulan frustraciones, todos buscan algo allí que nunca van a encontrar, y lo saben perfectamente pero dejan que las horas pasen confiando estar equivocados. Todos necesitan un cambio en su vida, todos culpan a los demás de sus desgracias, todos dan vueltas sin rumbo a lo largo y ancho de La Luz. Todos se sinceran con desconocidos porque eso es más fácil que sincerarse con uno mismo. Necesitan un milagro. Pero ¿existen los milagros? Quizá.


Me quedo con el personaje de Adela (enorme Àngels Poch), la dueña de ese local donde los hombres van a desahogar su sed de sexo. Ella es la que tiene las mejores escenas y la que pronuncia las mejores frases. Gran momento cuando descubres que la mujer se ha tatuado los nombres de los hombres que la han traicionado a lo largo de su vida, para no olvidarlo y no perdonárselo a sí misma. Adela también asegura que se fía sin problemas de toda esa gente influyente que acude anónimamente a su local: "De los que se desahogan te puedes fiar. Los peligrosos son los otros, los que se reprimen; ya sabes cómo acaba eso."

Pero su gran discurso lo pronuncia a media obra y para mí resume perfectamente de qué va "Gang Bang" debajo de todo ese maquillaje. He intentado buscar las frases exactas por Internet pero no lo he conseguido, así que voy a recrearlo de memoria. Espero encontrar el texto original algún día, porque es un monólogo fascinante. Verdades como puños.

Te pasas toda la vida esperando a que ocurra algo, una señal, que llegue esa fecha concreta. El 11 del 11 del 11, por ejemplo. Ése día será único, por fuerza tiene que ocurrir algo. Tu vida cambiará. Seguro. Pero luego llega ese día, y no pasa nada, todo sigue igual que siempre. Así que continúas adelante, como siempre, y te inventas una nueva fecha mágica en la que depositar todas tus esperanzas.

btemplates

2 comentarios:

kuroratsu dijo...

La trista realitat, es que tot això passa... D:

Z dijo...

pues sí que me ha gustado el personaje de la tal Adela. Y cómo no tatuarse los hombres que te han traicionado! Si todos nos tatuamos los desastres a fuego en el corazón!

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